BRAÑA CONTRA LEAL: HAGAN SUS APUESTAS

Por Armando Berrones

Cd. Victoria, Tam.- Impulsada por el grupo que ostentaba la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional y que comandaba el diputado gamundista Francisco Javier Garza de Coss, la señora Gabriela Eugenia Braña Cano abandonó las tareas de «ama de casa», para convertirse en Consejera del Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas, en febrero del 2012.

Las crónicas periodísticas de esa época ubicaban a Luis Alberto Saleh Perales como propuesta del PAN y a Braña Cano como propuesta del PRI. Seguramente así fue, a juzgar por los resultados: Saleh no llegó y Gabriela Braña, sí.

Gabriela Braña es uno de los tantos casos que ocurren en el PAN, donde «empoderan» a las esposas de militantes y simpatizantes para ocupar cargos para los que no tienen la menor preparación, vocación o interés, más allá de embolsarse los salarios y compensaciones y disfrutar de las prestaciones de los puestos públicos.

Gabriela Eugenia Braña fue Consejera electoral gracias a la fórmula que aplica en esos casos, y que no es otra más que el reparto de espacios entre los partidos políticos que tienen representación en el Congreso del Estado, aunque con mucha frecuencia, como ocurrió con Braña Cano, el PRI se reservaba el derecho de vetar y de aprobar sólo a los más dóciles, a los que realmente eran opositores de mentiras, filopriistas, de cáscara azul pero corazón y bolsillo tricolor.

El esposo de Braña Cano es militante del Partido Acción Nacional, y no es un panista del montón. Rodrigo Campos Morales, cónyuge de Braña, ha desempeñado altos cargos de dirección en el PAN estatal. Ahora mismo es miembro del Comité Directivo Estatal y Consejero estatal.

Ser esposa de un miembro de la directiva panista, no fue impedimento legal para que Gabriela Braña fuera Consejera Electoral, integrante de un órgano que se supone tiene por objetivo garantizar la certeza, legalidad e imparcialidad en las elecciones. Reservas o impedimentos éticos nunca los tuvo para cobrar como Consejera del IETAM.

La chaparra y regordeta Gabriela Braña, o más bien su esposo, supo deslindarse a tiempo de la tutela priista, del maridaje con el PRI – Gobierno, y para congraciarse con el personaje que venía construyendo su ascenso al poder, su llegada al palacio de gobierno, ofrecieron un espacio para que el entonces senador Francisco García Cabeza de Vaca, abriera una oficina de gestoría en Ciudad Victoria.

Eran tan pocos los panistas de Ciudad Victoria, y poquísimos los que no estaban «alineados» al gobierno priista o que aun siendo filo priistas se atrevieron a trabajar políticamente con Cabeza de Vaca, que ese gesto mínimo de ofrecer un espacio, es sumamente valorado y recompensado por el ahora gobernador.

A pesar de su cercanía al PRI y de su mediocre actuación como Consejera Electoral, hoy el matrimonio de Gabriela Braña y Rodrigo Campos gozan de las mieles de la «nómina».
La señora hace y deshace en la Dirección de Participación Social de la SET. Aviadores, viáticos y dinero de los diversos programas que maneja, son el complemento al trafique de becas escolares para sus incondicionales.

La pelea sin cuartel que sostiene con el Jefe de la Unidad Ejecutiva, Mario Leal, es por el botín, por los pesos y centavos, pues a la fulana no le importa ni lo académico, ni lo político, ni las cuestiones administrativas.

El duelo entre priistas, -un neopanista y una priista albiazul-, ya ha causado muchos problemas a la educación en Tamaulipas. Y pese a todo lo que se dice, la señora sigue pregonando que a ella la protege Ismael, y que Mario Leal le seguirá haciendo los mandados.

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