AL VUELO/ Sketch XVII

Por Pegaso

Estaba el padre Chuy en el confesionario de la parroquia del Crucifijo Milagroso, en la colonia El Olmo, cuando se oye la voz desgarradora de La Chabelita que se acerca rápidamente.​

-Padre Chuy: ¡Señor Todopoderoso! Ahí viene otra vez mi tormento…​

-La Chabelita: (Llorando a moco tendido e hincándose frente al confesionario). ¡Ayy, ayyy, ayyyy!​

-Padre Chuy: ¿Qué te pasa, Chabela? ¿Por qué vienes llorando? ¡Toma, límpiate esas mucosidades! (Ofreciéndole su pañuelo).​

-La Chabelita: (Se limpia la nariz estruendosamente). ¡Ayyy, padre Chuy! Vengo a que salve mi alma. He caido en el más abyecto de los pecados, he sido llevada por la lujuria y la concupiscencia.​

-Padre Chuy: Vamos a ver… ¡Ave, María Purísima!​

-La Chabelita: Sin pecado concebida…​

-Padre Chuy: Ahora dime qué fue lo que te pasó, por qué vienes en ese estado tan lamentable.​

-La Chabelita: Acúsome que he sido víctima de las bajezas de un hombre abominable y lleno de lascivia. ¿Conoce usted a Geomani Colonias?​

-Padre Chuy: ¿El sobrino de Carlinflas? ¡Claro que lo conozco! Es un cristiano devoto que viene a misa todos los domingos. Es muy caritativo y siempre está ayudando al más necesitado.​

-La Chabelita: ¡Qué caritativo va a ser! Más bien es la encarnación del Demonio del Mediodía.​

-Padre Chuy: No puedo creer que tengas esa opinión de él. A ver, cuéntame qué fue lo que pasó.​

-La Chabelita: Pues nada, padre, ayer que fui a la panificadora La India a comprar el pan para la cena vi que estaba Geomani afuera de su palapa, y, ¿qué cree que me dijo? (Haciendo la voz gutural y poniendo en blanco los ojos): «Chabela, ven para que me lo veas. Yo sé que a tí te gusta probar cosas nuevas».​

-Padre Chuy: ¿Y exactamente a qué se refería Geomanito?​

-La Chabelita: Qué va a ser…, esa cosa blanca, dura y larga que tenía delante de él.​

-Padre Chuy: ¡Válgame el Señor! Y tú, como mujer devota y observadora de los preceptos cristianos, te negaste a ir con él…​

-La Chabelita: (Soltando nuevamente el llanto) ¡Ayy, ayyy, ayyyyy!​

-Padre Chuy: ¿Cómo? ¿No te negaste? (Toma su biblia y empieza a atizarle en la cabeza) ¡Eres una zorra, incircuncisa, sobrina del Anticristo!¿Pues en qué estabas pensando, pecaminosa?​

-La Chabelita: ¡Por qué me pega, padre! Ya sabe usted que yo soy una pobre viuda que necesita sentirse viva… Y además, se veía muy bien porque lo traía en la mano.​

-Padre Chuy: Más pecado y menos detalle. ¿y… qué pasó luego?​

-La Chabela: Entré con él a la palapa. Estaba con otros de sus amigotes igual de lujuriosos. Estaban Chava Aquí No, Miguey Momínguez, el tal Pegaso ese y otros sujetos de rostro patibulario. Entonces, Geomanito me dijo: «Mira, Chabela, quiero que lo agarres con las dos manos para que no se te vaya a resbalar».​

-Padre Chuy: ¿Eso te dijo el descastado? ​

-La Chabelita: Sí. y luego me dijo: (De nuevo, haciendo la voz gutural y torneando los ojos). «Quiero que lo pongas en el rinconcito más caliente que tengas».​

-Padre Chuy: (Toma otra vez su biblia y le pega en la cabeza).​

-La Chabelita: Ya no me pegue, padre. Eso fue lo que dijo…​

-Padre Chuy: Te voy a seeguir pegando por tu inicua costumbre de entrar en tanto detalle que no deseo ni necesito. ¿Y después que ocurrió?​

-La Chabela: Me dijo que cuando estuviera bien caliente probara lo que tenía adentro…​

-Padre Chuy: ¡Virgen de los Mil Remedios! ¡Ya me encargaré yo después de ese tal Giomanito! Pero me imagino que tú te negaste a probar esa cosa…​

-La Chabelita: ¡Ay, padre! Es que se veía tan suculento que no resistí más y me dejé llevar por la tentación. Estaba caliente y jugoso, no como los que se come usted, que están delgaditos y casi no tienen nada dentro.​

-Padre Chuy: ¡Yo no hago esas cochinadas! Recuerda que soy un hombre consagrado a la Santa Iglesia. ¿Y luego?​

-La Chabelita: (Con voz gutural y ojitos en blanco) Me dijo: Mira, Chabela, échale sal y limón para que te sepa más sabroso…​

-Padre Chuy: ¿Sal y limón? ¿Le echaste sal y limón ahí? ¿Y no le ardió?​

-La Chabelita: ¡Ay, padre Chuy! ¡Qué cosas dice usted! ¿Cómo le iba a arder? Por el contrario, sabía riquísimo. Usted debería ir a la palapa de Geomani para probarlo.​

-Padre Chuy: Pero, ¿probar qué, Chabela?¿De qué me estás hablando?​

-La Chabelita: De la tuetanada que hizo Geomani en su palapa, padre. Me dio un huesote grande, blanco y duro que tenía mucho tuétano adentro y me dijo que lo pusiera en lo más caliente del asador. Era la primera vez que lo probaba y me gustó mucho. ¿Pues usted qué me entendió?​

-Padre Chuy: ¡Ay, enviada del…Santo Grial! No, nada, hija. Probar tuétano no es un pecado.​

-La Chabelita: ¿No es pecado? ¡Gracias, padre Chuy! Es usted un ángel, un apóstol, una tabla de salvación… ​

-Padre Chuy: ¡Ya, ya!¡Vete a tu casa y ponte a hacer penitencia!​

(Se aleja la chabelita y el padre Chuy, solo en el confesionario, abriendo los brazos hacia lo alto y con gesto estoico dice): Señor, ¿por qué no te llevas a tu hija a Ginebra, o ya de perdido a La Haya para que esté lejos de este siervo tuyo?​.

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