Por Pegaso
No hay palabras para describirlo. ¿Engaño?¿Fascinación? ¿Seducción?
Regresaba yo a mi búnker, cuando leí en un medio impreso sobre la detención del líder de una de las sectas más peligrosas del mundo, donde marcaban a las mujeres como si se tratara de ganado Charolais.
Este líder llamado Keith Raniere, es fundador de Nxivm, una organización de tipo piramidal que ofrece cursos, seminarios y técnicas de superación personal.
Si bien es cierto que Raniere fue detenido en el mes de marzo pasado, hasta ahora se empieza a conocer la dimensión de sus tentáculos, ya que personalidades tan conocidas como Emiliano Salinas Occelli, hijo de Carlos Salinas De Gortari y decenas de júniors de las familias más encumbradas de la Ciudad de México y Monterrey estaban metidos hasta la cocina.
Raniere era una especie de santón. Como todos los farsantes, inició su carrera dando tumbos aquí y allá, hasta que encontró la manera de crear una organización piramidal, que iba creciendo y ganando poder conforme se sumaban nuevos adeptos, generalmente de la clase adinerada.
Venerado como era, el carismático Raniere tenía un harén de mujeres hermosas, de todos olores, colores y sabores, incluyendo menores de edad, a las cuales marcaba con un fierro caliente y sin anestesia.
Ellas, animalitos de la creación, se dejaban marcar como a ganado, porque pensaban que era un verdadero privilegio servir a ese ser iluminado.
Dueño de una presencia impecable y fasinante, de hablar pausado, sus métodos ofrecían, por ejemplo, que los niños pequeños pudieran hablar hasta quince idiomas en pocos años, lo que, naturalmente, convencía a sus futuras víctimas.
Con la incorporación de personajes de mucha lana, se incrementaba el poder económico y venían las mujeres hermosas, a las que se daba un cocowash para que sirvieran como esclavas sexuales o sacerdotizas de este demonio lujurioso.
Cabe mencionar que no es el único líder carismático que ha existido en el mundo, y que seguirán existiendo.
Fuera del proceso que se le finque por explotación sexual, trabajos forzados, fraude y muchas linduras más, el fenómeno que subyace detrás es algo digno de estudio.
¿Por qué las personas caen víctimas de la fascinación de individuos mesiánicos y carismáticos?
Por principio de cuentas, te envuelven con sus palabras y promesas, hablan con una gran convicción y te convencen de la necesidad de pertenecer a su grupo, después te aíslan de tu familia y amigos, te hacen ver que hay enemigos que te van a querer dañar y te «vacunan» para que defiendas tu nuevo estatus aún cuando te pongan frente a las narices las pruebas de que estás mal y te están manipulando.
Estos personajes, creadores de sectas, iglesias y hasta gobiernos, imponen rituales a sus súbditos. Dichos rituales están diseñados para reforzar el lavado de coco que ya te hicieron, y pasarás a ser un soldado más de un ejército maquiavélico, cuyo propósito es proteger al líder carismático.
Raniere no cayó por la infinidad de abusos sexuales, sino por fraude. En Estados Unidos todo mundo debe pagar impuestos y ajustarse a sus estrictas leyes, de lo contrario, como ocurrió con la secta Nxivm, te ponen marcaje y en la primera oportunidad, te aplican la quebradora.
Lo malo de todo es que personajes como ese tienen la ¿virtud? de fascinar a todo el mundo, incluyendo a los flemáticos jueces y magistrados. Al rato lo vamos a ver nuevamente marcando en las nalgas a las influenciables mujeres que pasarán a engrosar su harén personal.
Por eso, aquí tenemos el refrán estilo Pegaso que dice: «¡Fustígame, sin embargo, abstente de abandonarme!» (¡Pégame, pero no me dejes!)