Por Pegaso
Está César Costa en escena, cantando una de sus conocidas canciones, mientras Gina Montes realiza un sensual baile alrededor de él.
En eso, se interrumpe la música y llega el magazo, Beto «El Boticario» con una pequeña mesita cubierta con una mascada.
-Es la hora cuchi-cuchi. Es la hora chimengüenchona. Es la hora ya vas que chutas y metes gol,-diría.
Y ante el desconcierto de César, procede a realizar un acto de magia que casi, casi siempre le sale mal o resulta que es un fraude.
Así están más o menos en la Cuarta Transformación.
Luego de mi vuelo vespertino ingresé a mi búnker con el objetivo de buscar alguna cosa buena, rescatable, del actual Gobierno Federal, pero lo confieso, no la encontré.
Analicemos por ejemplo al tema de la corrupción.
Se supone que ya les amarraron las manos a las ratotas que se llevaban una jugosa parte del presupuesto, ya no hay guachicoleo, o hay muy poquito, corrieron a los ineficientes burócratas de Hacienda, Agricultura, Aduanas y demás dependencias, cortaron el presupuesto de las guarderías, salud y agricultura y finalmente, vivimos en un ambiente de austeridad republicana, al gusto de nuestro Pejidente López Obrador.
Yo me cansé de oir en su campaña política que a consecuencia de la corrupción, se perdían en México al año alrededor de 500 mil millones de pesos, que nos íbamos a ahorrar esa lana cuando acabara la corrupción y que tendríamos dinero suficiente para financiar, por ejemplo, la atención médica universal, con infraestructura hospitalaria de primer mundo.
A medio año de distancia debíamos tener por lo menos la mitad, es decir, 250 mil millones de pesos.
Nó sé cuánto lleve ahorrado el Gobierno Federal, porque yo no he ido a la conferencia mañanera para preguntarle directamente al mandatario, pero creo que aún estamos muy lejos de alcanzar la cifra.
Y si vemos que el dinero que sí se ha logrado economizar está ahí, parado, sin utilidad alguna, entonces, ¿cuál es el chiste de todo esto?
Yo coincido con mi cuate «El Perro Pantorrillero», Alejandro Rojas en el sentido de que AMLO la cagó cuando eliminó el presupuesto de las guarderías, cuando quitó los apoyos al campo, lo del aeropuerto de la Ciudad de México y cuando corrió a miles de burócratas que pasaron a engrosar las filas de los desempleados y del comercio informal.
Lo están malaconsejando, dijo el parlanchín sujeto ayer, en conferencia de prensa.
Yo quisiera ver dónde está el dinero que nos hemos ahorrado al cerrar el grifo de la corrupción.
Son 500 mil millones al año.
Debíamos tener ahorita por lo menos 250 mil millones.
Si de pronto el Gobierno Federal se portara magnánimo y decidiera repartir esa lana entre los 126 millones de mexicanos que somos, nos tocarían casi dos millones de devaluados pesos por piocha.
Con esa lana los mexicanos resolverían todos sus problemas inmediatos, como las deudas con Copel y Electra, la reparación del techo de la casa, la compra de útiles escolares a los güercos, zapatos de tacón nuevos para la vieja fodonga, su refri lleno de chelas bien helodias y, por supuesto, su celular LG o Samsung, para chatear en las redes sociales.
Pero no los aburro más. Quédense con el dicho estilo Pegaso: «Hasta no percibir con los órganos de la visión, mantenerse escéptico». (Hasta no ver, no creer).