Por Pegaso
¡Ahhh! La última polémica del Pejidente ALMO.
Ya sacó otro calificativo para ahondar más la de por sí profunda brecha que separa a los dos tipos de mexicanos: Los que están con él y los que no están de acuerdo con él.
A los que no comulgan con sus ideas les llama chairos, neoliberales y conservadores.
Pero a partir del viernes sumó un nuevo epíteto: Aspiracionistas.
“Atribuyo ejto-dijo, al conocer los resultados de la votación en la Capital del País- a que jectorej de la claje media fueron influenjiadoj, je creyeron lo del populijmo, lo del faljo mejíaj, lo del mejíaj tropical, del que íbamoj a reelegirnoj, pero hajta laj piedraj cambian de forma de parejer”.
Sé que si ALMO lee esta columna va a negar lo que voy a decir: Yo, hasta hace unos años, me consideraba de clase media-media, es decir, personas o familias que cuentan con suficientes ingresos para atender sus necesidades básicas y darse un gustillo de vez en cuanto. Desde que llegó al Gobierno del Estado Cabeza de Vaca, bajé un escalón para ser de clase media-baja, pero a partir de que el viejito cabeza de algodón maneja a su antojo al País, he pasado a ser de clase baja-baja, tirándole a muy jodida, donde solo se tiene lo suficiente para mal pasarla y no tienes un futuro asegurado.
El lado positivo es que a partir de ahora paso a formar parte de las querencias del Pejidente, quien ama tanto a los pobres, que cada vez quiere que haya más.
Por ese motivo llamó aspiracionistas a los clasemedieros, porque se resisten a engrosar a las clases bajas.
Por norma general, quienes se ubican en esa escala socioeconómica buscan alcanzar un mejor nivel de vida.
No hay nada negativo en eso, siempre y cuando no lo hagan cometiendo algún delito o dañando a terceros-
Pero para ALMO, ese tipo de aspiraciones son negativas, porque si todos fuéramos aspiracionales, poco a poco se acabaría la clase baja, la cual forma su legión de adoradores.
Esto es fácil: A mayor nivel de educación, menos posibilidad de verse influenciados por figuras carismáticas.
La fórmula de apostarle a los pobres le ha dado resultado al Pejidente por el simple motivo de que hay muchos más.
Los gobiernos priístas y panistas allanaron el camino para un falso redentor, al crear una gruesa clase baja y una clase media cada vez más delgada.
Porque quiere garantizar que su proyecto político se consolide, ALMO se ha echado a cuestas la encomiable labor de generar más pobres en México.
Y se encabrona cuando alguien quiere tener un poquito más, cuando es “aspiracionista”.
Pero es una postura de doble moral.
Cuando se acercó a saludar a la mamá de El Chapo, sólo faltó que le besara la mano. Nunca he visto que se acerque a una mujer humilde para hacer lo mismo.
Al contrario, deja que los jodidos se le acerquen, le hagan caravanas y lo toquen como si se tratara de un santo o iluminado.
Yo sí soy aspiracionista, porque a pesar de que cada vez es más difícil sobrellevar la carga de una familia, no estoy esperanzado a que me hagan llegar los beneficios de algún programa social. Más bien, me pongo a trabajar más duro y que venga lo que tenga que venir.
Cierro mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Mísero del desposeído que al firmamento no puede acceder; lo vulneran en este sitio y lo vapulean en aquel otro”. (Pobre del pobre, que al cielo no va; lo chingan aquí y lo chingan allá).