Por Pegaso
Recostado en mi gélido cumulonimbus, cubierto con doble capa de cúmulos y estratos para protegerme un poco del frío cierzo invernal, me puse a divagar sobre la manera en que los seres humanos acostumbramos reciclarnos o reinventarnos, conforme pasan los años y surgen las nuevas generaciones de hombres y de mujeres.
Y no lo digo por El Peje, Andrés Manuel López Obrador, quien tiene como cuarenta años queriendo ser Presidente de la República y va por su tercera candidatura consecutiva.
No.
Personajes hay que permanecen en el inconsciente colectivo, cuyos intérpretes de la vida real comienzan a envejecer, y de pronto, se ven en la necesidad de revivir sus antiguas glorias para ganar un dinerito extra o simplemente por vanidad propia.
Pero como ocurrió con Rocky Balboa, muchos ya no se cocen al primer hervor y es evidente que ya no les calza bien el traje que durante muchos años utilizaron.
Todo esto sale a colación porque recientemente vi en un programa de televisión cómo la viuda de Chespirito, Florinda Meza, se caracterizó nuevamente como uno de sus personajes más recordados, La Chimoltrufia, para desear feliz Navidad a todos los que ven Tele Aztuerca, ya que durante el 2017 dijo adiós a Telerisa.
Lo que llamaremos El Efecto Chimoltrufia (ECH) parece ser que se está apoderando del mundo.
Hace unos días veía en un canal de You Tube un promocional de lo que será la nueva serie de Netflix llamada Stranger Things (Cosas Extrañas, en español), donde aparece una avejentada Chilindrina (María Antonieta de las Nieves).
El material, de 4 minutos y 10 segundos de duración, presenta a la actriz, con sus más de setenta años a cuestas interpretando a la niña traviesa de la vecindad del Chavo, con sus pecas, colitas de caballo y suéter mal colocado.
El personaje es sometido a una serie de experimentos en un laboratorio de Hawkins, Indiana, en 1982, donde su papá, un reinventado Ron Damón, forma parte del equipo de científicos locos.
La Chilindrina posee poderes mentales extraordinarios. Durante el promocional, se ve cómo puede romper con el poder de su mente una lata de refresco y abrir violentamente una puerta de metal.
En la última escena, Ron Damón (con impecable traje sastre, sin bigote y con el pelo totalmente canoso y lacio) le dice que está enferma y que la va a curar. Luego de salir de la habitación, La Chilindrina empieza a reir de forma macabra, en un rol que jamás hubiéramos imaginado que tendría la amiga de Kiko y El Chavo.
El propio avatar de El Chavo del Ocho no escapa a esta tendencia de reciclar personajes.
Un productor amateur venezolano de videos elaboró un cortometraje donde el personaje más querido de Chespirito forma parte de una intriga internacional.
Empieza con una escena donde un arqueólogo descubre dos importantes símbolos en una tumba egipcia: El barril y la gorrita de El Chavo.
Metidos en su papel de espías malos, El Profesor Jirafales y Quico buscan por su parte indicios de su presencia en algunas obras de arte, como La Última Cena de Cristo, de Da Vinci.
Poco a poco se va desvelando el misterio cuando se explica que la persona buscada tiene el número complejo jamás calculado: Pi a la décima potencia, o sea, pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi, pi.
A final de cuentas, El Profesor Longaniza y Kiko, con la ayuda de Doña Florinda, encuentran al Chavo y lo secuestran, mientras tanto, Ron Damón y La Chilindrina buscan rescatarlo de sus captores.
«Debemos averiguar cuál es su nombre, porque sería la explicación de todo lo que conocemos, desde el origen del hombre hasta los cimientos de nuestra civilización»,-dicen los espías.
Y La Chiulindrina, por su parte, descubre que en realidad el número ocho que identifica al Chavo no es tal, sino que se trata del número infinito (cuando lo voltea de manera horizontal).
El video termina con el misterio resuelto y un faje del Chavo a la Chilindrina, mientras que un sujeto en traje negro y lentes obscuros acciona un buscador de metales en medio del desierto.
Y lo que encuentra es el Chipote Chillón del Chapulín Colorado incrustado en un sedimento de miles de años.
Por cierto, el mismo productor hizo otro corto donde el personaje principal es el hijo de El Chapulín, ataviado con el típico traje rojo y amarillo, con el escudo de corazón al pecho.
Capturado por un grupo de mafiosos, el jefe de la banda se burla de las torpezas de su padre, pero esto sólo acaba por enfurecer al vástago del héroe mexicano.
-«Vales mierda, igual que tu padre»-, le dice al oído.
-«Don Paquito-contesta, cuando el aludido le da la espalda y voltea: No contabas con mi astucia».
Enseguida hace unas maniobras y logra recuperar el Chipote Chillón, con el que les pone una madriza a todos los traficantes que lo tenían amordazado.
El video acaba con el hijo de El Chapulín Colorado accionando un control remoto y reventando la bodega completa donde Don Paquito tenía clavada la droga.
El Efecto Chimoltrufia es lo último de la moda.
Sólo falta ver a Chabelo actuando en una película junto a La Roca o en Rápidos y Furiosos 20 para confirmar esta bizarra tendencia.
El refrán estilo Pegaso dice así: «Obtienen beneficios de mi comportamiento estoico». (Se aprovechan de mi nobleza).