AL VUELO/ ¿Femiqué? 

Por Pegaso 

Es loable que existan movimientos feministas que aboguen por la creación de nuevas y más estrictas leyes que castiguen la violencia de género, el feminicidio y el ciberacoso. 

Siempre he cubierto las manifestaciones de los colectivos feministas porque es un derecho que tienen de hacerlo. 

Como cuando realizaron el performance llamado “El violador eres tú”, o después, cuando pintaron vulvas en el piso de la plaza con gises de colores. 

A pesar de la cobertura informativa veraz y objetiva que se hizo en tales ocasiones, no supe que alguna de ellas hubiera hecho comentario alguno de agradecimiento o simpatía. 

¡Ahhh! Pero nomás no les gusta algo, y se ponen como jabalinas. 

Sucedió en la Ciudad de México, cuando un grupo de mujeres encapuchadas vandalizaron Bellas Artes, el 8 de marzo y el Ángel de la Independencia, el 16 de agosto. 

Sucedió el pasado domingo en Tampico, en Reynosa y en otras ciudades de la entidad, repitiendo tales acciones antisociales. 

Aquí, rayaron el monumento a Hidalgo que está en la plaza principal con pintura permanente, y la opinión pública lo condenó. 

A mí se me ocurrió también un término que se usó en la Ciudad de México: Feminazis. 

Es una palabreja que ni siquiera se inventó en nuestro país, sino en Estados Unidos. La usó por primera vez el locutor estadounidense Rush Limbaugh para referirse a las mujeres que tomaban actitudes radicales al exigir el derecho al aborto. 

Feminazi-según la página significados.com- es un término usado generalmente para referirse a miembros de movimientos de feminismo radical, cuyas integrantes han sido acusadas a veces de hembrismo, concepto análogo al machismo. 

Incluso la Real Academia de la Lengua Española definió en su cuenta de Twitter el uso de la palabra “feminazi”, señalando que se trata de un acrónimo de “feminista” y “nazi” que se usa con “intención despectiva en el sentido de feminista radicalizada”. 

Todo va bien cuando las protestas se realizan dentro de un marco de legalidad. 

Quienes han participado en las protestas, son chicas jóvenes, la mayoría de nivel socioeconómico medio y alto, hastiadas de la violencia de género, de las desapariciones, feminicidios y acoso. 

Y tienen razón. Mucha razón, porque México, desgraciadamente, sigue siendo un país machista. Con algunos avances, pero machista al fin. 

Recientemente se aprobó la Ley Olimpia, que castiga con cárcel el ciberacoso. 

Ya no podrá el novio despechado subir a las redes sociales aquellas fotos de tono subido que le tomó a su pareja, porque inmediatamente vendrá la demanda. 

Por ese motivo, es justificable y hasta benéfico que salgan a la calle los colectivos feministas a exigir que se acabe con la impunidad. 

Pero es muy delgada la línea que separa el feminismo normal del feminismo radical. 

Por eso la opinión pública condenó los hechos vandálicos, porque no es esa la manera en que van a acabar los problemas que denuncian.  

Vi en una página de Facebook llamada ¡¡Alerta Feminista Tamaulipas!! cómo se lanzan contra los medios de comunicación por haber condenado los actos vandálicos. 

Pero no agradecieron, en su momento, cuando esos mismos medios difundieron sus peticiones y exigencias durante las anteriores manifestaciones pacíficas. 

Y seguramente lo seguiremos haciendo, siempre y cuando se den en un clima de respeto. 

Recordemos que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás. 

Por mi parte, no tengo ninguna objeción en bajar de mi portal informativo la nota periodística que tanto molestó a los colectivos feministas. 

Concluyo mi colaboración de hoy con la frase estilo Pegaso, cortesía de Sor Juana Inés de la Cruz: “¡Varones cretinos que inculpaís a la fémina!!” (¡Hombres necios que acusáis a la mujer!) 

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