Por Pegaso
¡Ajúaaaa!¡Viva México, cabronesssss!
Nuestro país, a pesar de haber sido saqueado desde siempre, aún es una patria noble y da para mucho más.
¡Que vengan nuevos gobiernos!¡Que se sigan enriqueciendo unos cuantos!
Los jeques árabes nos pelan… los dientes, porque aquí generamos más millonetas que todo el petróleo del medio Oriente junto.
Ahí tenemos al buenazo de Carlos Romero Deschamps, que se va jubilado al 100%, con todas las prestaciones habidas y por haber, gracias al extraordinario trabajo que hizo explotando a los petroleros y robándose el dinero de PEMEX.
Fíjese: Tendrá su sueldo íntegro, que no sé de cuanto es, pero creo que era “chango” o algo así antes de ser el máximo líder del STPRM.
Pero eso es pecatta minuta. Es sólo para darles la propina a los que le limpian las llantas a la lujosa limousina en la que generalmente se traslada, cuando no anda en su helicóptero o en su avión privado.
Lo bueno son las prestaciones. Contará con una despensa bien surtidita, que consiste en lo siguiente: Caviar de esturión, ostras del Báltico, trufas blancas, jamón ibérico de la más alta calidad, carne japonesa de ganado wagyu, café de civeta, foie Gras, melón yubari King, pizza royale, y como postre, helado frozen hot chocolate.
Esas viandas las podrá acompañar, gracias a le generosidad de PEMEX y de la Cuarta Transtornación, con algunos vinillos como Aurum Red, Egon Müller, Chateu Lafite y Chateau d’Yquem.
El angelito tendrá, entre su paquete jubilatorio, toda la gasolina que gaste durante lo que resta de su vida, un carro nuevo cada año, aguinaldo, seguro de vida, servicios médicos en los más exclusivos centros hospitalarios del extranjero, vacaciones pagadas, ayudantes, escoltas y reparto de utilidades.
Yo no hallo más que comparar toda esa vida de lujo que se da y que se dará el magnate, -a quien los gobiernos priístas y panistas entregaron todo en bandeja de plata, y que al parecer, la Cuarta Transtornación seguirá apapachando- con las miserables condiciones en que el trabajador común y corriente llega a jubilarse.
De entrada, cada uno de nosotros tiene que aportar para lograr un magro ahorro, que será administrado por un AFORE, el que a su vez, obtiene una pingüe ganancia gracias a nuestra lada.
Una vez que lleguemos a la edad de jubilación, -que debe ser mínimo de 65 años para los que están en régimen del IMSS anterior a 1992, y para los que empezaron a cotizar después, cuando tengan la edad de Matusalén- la AFORE dividirá la cantidad que hayamos acumulado a lo largo de nuestra vida laboral y nos la entregará mensualmente, en forma de pensión, hasta que el recurso se acabe o hasta que entreguemos los tenis.
Mientras tanto, hay que apretarse el cinturón y conformarnos con comer frijolitos de bola con su chesco, sus tortillas y su chile verde.
Si tiene suerte, habrá ahorrado para conseguirse una carcachita americana. Si ya pagó su casa palomera de INFONAVIT, ésta ya está pa’l perro, a punto de caerse o toda cuarteada.
El 80% de los mexicanos viven así. Sólo una cúpula privilegiada se puede dar la vida de jeque que se dan los líderes sindicales, como Carlos Romero Deschamps.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “No cuenta con culpabilidad el indígena, sino el individuo que contrae un compromiso social con sus vástagos”. (No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre).