Por Pegaso
Sentado en mi mullido cumulonimbus veo pasar las campañas políticas que sin pena ni gloria realizan los candidatos a diputados locales de los siete partidos en los cuatro distritos que tienen como sede a Reynosa.
Siento que los abanderados de MORENA confían demasiado en que la popularidad del Pejidente los siga impulsando, porque la verdad es que la mayoría de ellos son perfectos desconocidos.
Mientras tanto, los del PAN empiezan a meterle candela para no dejar caer el Congreso en manos de la oposición.
Y mientras la lucha por la supremacía en Tamaulipas continúa, a nivel nacional está ocurriendo otro fenómeno social preocupante. Movilizaciones masivas contra el Gobierno que apenas está desempacando, provocadas y propiciadas desde la derecha.
México se ha dividido.
Chairos contra fifís.
¿En qué parte del mundo, en qué período de la historia se ha demostrado que este tipo de polarización es buena?
Durante el fin de semana pasada marcharon por las calles de algunas ciudades del país, incluyendo la Capital, miles de personas de la clase media alta, exigiendo la renuncia del Pejidente.
Éste, en su mañanera, contestó que no es monedita de oro para caerle bien a todos y anunció una contramarcha para demostrar que el pueblo de abajo sí lo quiere.
Esta guerra de marchas en lugar de apaciguar los ánimos los va a caldear aún más.
Y si bien es cierto que AMLO sigue teniendo una extraordinaria aceptación popular, superior al 80%, en la última medición que hizo la encuestadora Mitofsky se nota un bajón de 2 puntos porcentuales.
Al frente de los fifís de Guanajuato estuvo ni más ni menos que el expresichente Vicente Fox, quien ya está preparando su rancho para sembrar mariguana.
El bigotón y botudo personaje asegura, jura y perjura que el movimiento antilopezobradorista seguirá creciendo conforme pasen los meses y los resultados prometidos por AMLO se diluyan.
Yo, Pegaso, pienso que que el tiempo se le acaba al Pejidente. Ya van para seis meses y, fuera de los golpes mediáticos a los guachicoleros y a la corrupción, todo va de mal en peor.
Los miles de millones de pesos que se ha ahorrado el Gobierno no se reflejan en el bolsillo de la gente común y corriente.
A los seis meses, considero, correrá la cuenta regresiva para AMLO. Entre esos seis meses y el año, tiene que verse a fuerzas el cambio positivo, de lo contrario, la gente pensante que como yo votamos por él. empezará a cuestionarse seriamente si lo que México necesitaba era un gobierno de izquierda.
Figura popular y carismática como es, AMLO ha subido hasta la cúspide, pero hay que recordar aquel viejo y conocido refrán estilo Pegaso que dice: «A mayor altitud, mayor efecto traumático». (Cuanto más alto subes, más te duele la caida).