Por Pegaso
Siento nostalgia de aquellos tiempos que parecen cercanos, pero a la vez, tan lejanos.
Cuando podías abrazar, dar besos en el cachete, ir al café sin cubre boca; cuando te valía madre la sana distancia, cuando ni siquiera imaginábamos que nos tendríamos que poner careta de vinilo o llevar guantes, pisar tapetes sanitizantes y untarnos gel bactericida a cada rato.
Era el mes de enero y todavía teníamos recalentado de la Navidad y Año Nuevo.
Algún noticiero de un canal de televisión extranjera mencionaba de manera esporádica de una enfermedad que había aparecido en China, expandiéndose rápidamente entre la población de ese país.
Nunca nos imaginamos que llegaría a representar una amenaza global y la causa de una crisis económica como jamás se ha visto desde.
En Reynosa, la Alcaldesa se sacaba el “monito” de la Rosca de Reyes y prometía la tamalada para el Día de la Candelaria.
Se celebraba retrasado el Día del Periodista con un memorable discurso de nuestro cuate Chano Rangel.
Yo, Pegaso, iniciaba la carrera de Licenciado en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Tamaulipeca.
El Gobernador del Estado ponía en marcha la construcción del nuevo Complejo de Seguridad Pública.
En la plaza Miguel Hidalgo, un grupo de cubanos protestaban porque el Gobierno de Estados Unidos no les daba oportunidad de conseguir el asilo político.
El 2 de febrero, la Presidenta Municipal, Maki Ortiz, encabezaba el Festival del Tamal Norteño y cumplía de esa manera su compromiso con la población. (Nota de la Redacción: De igual manera, si no se hubiera sacado el “monito” de la rosca, igual lo habría hecho).
Un poco más adelante, un grupo de jóvenes feministas hacían un plantón para protestar contra la violencia de género.
En la residencia de la Alcaldesa, en la colonia Los Leones, encuestadores del INEGI arrancaban el Censo de Población y Vivienda 2020.
El día 6 de marzo se realizaba el certamen para elegir a la Señorita Fiestas de Aniversario.
Dos días después, en la explanada del jardín principal, el mismo grupo feminista desarrollaba el performance: “Y la culpa no era mía, ni donde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú, el violador eres tú”.
El día 13 de marzo, la Alcaldesa Maki entregaba la casa que se rifó entre los causantes del predial.
Se anunciaba la cancelación de las fiestas de aniversario de la fundación de Reynosa a causa del coronavirus.
En las redes sociales se hacía viral la cumbia del coronavirus, donde se daban las primeras instrucciones para evitar contagios.
Lo que sigue ya todo mundo lo sabe. Nadie creía al principio que el COVID-19 era verdad y les valió gorro la cuarentena.
Durante tres meses, el índice de contagios estuvo estable, pero a partir del 1 de junio, cuando el Gobierno Federal decretó el regreso a la Nueva Normalidad, todo mundo salió a la calle con la creencia de que la emergencia sanitaria ya había terminado.
Pero ¡oh, dolor! Fue como haber soltado a los mil demonios, porque el virus empezó a expandirse descontroladamente.
A la fecha, lunes 6 de julio, ya estamos “arañando” los 2 mil casos positivos en Reynosa y los 200 decesos.
Uno de ellos, el de la activista social y amiga Enriqueta Santana Ayala dolió a la grey periodística porque había una estrecha relación de amistad.
¿Qué más puedo decir?
Ahora más que nunca hay que cuidarse, no por las personas que están sanas, porque ellas lo podrán superar, sino por los enfermos crónicos y los ancianos.
Para todos va dedicada el siguiente dicho estilo Pegaso: “Aquello que no causa la extinción de tus signos vitales, provoca en tu persona mayor robustez”. (Lo que no te mata, te fortalece).