Por Pegaso
No tengo mayores propósitos para el 2020.
Quizás seguir volando por el cielo de Reynosa, evadiendo balas y helicópteros, para traer a esta columna los sabrosos comentarios sobre los hechos más relevantes generados por los personajes más variopintos, o los sesudos análisis de los fenómenos políticos, económicos y sociales que ocurren diariamente en los ámbitos nacional, estatal y local.
Como miles de causantes del País, procuraré no incurrir en la ira del SAT para que no me envíen al penal de máxima seguridad de Almoloya, mientras rematan mis escasos bienes para cobrarse a lo chino.
Ya no utilizaré bolsas de plástico de un solo uso, para sumarme a la campaña nacional de reciclado. Llevaré mis propias bolsas recicladas, o las típicas de asas. Para comprar tortillas usaré una servilleta bordadita que me regaló mi mamá hace algunos años.
Evadiré el consumo de los populares chescos, ya que subirán de precio. Para comerme mis tortas usaré agua de la COMAPA.
Cuidaré más la gasolina, porque a partir del próximo año se convertirá en el recurso más valioso y codiciado en todo el país, como ocurre en la película Mad Max (estrenada en 1979, con Mel Gibson, Joanne Samuel y Hugh Keays-Byrne; Dirección de George Miller).
Luego de subir unos kilitos engullendo tamalitos, pavo relleno con gravy y mucho champurrado, prometo ponerme a dieta a partir del día 6 de enero… no, menos, el día 7 de enero, después de degustar la deliciosa rosca de reyes que ofrecerá el Municipio en la plaza Miguel Hidalgo.
No me tragaré todo lo que digan las redes sociales. Este año que hoy termina, fui testigo de un fenómeno social donde la mayoría de la gente reaccionó exageradamente ante las llamadas “fake news”.
Seguiré con mi cruzada personal en contra del nazi que gobierna el vecino país del norte por fullero, lenguaraz y pedante. Buscaré influir en la toma de decisiones de toda la gringada que saldrá a votar para elegir a su nuevo Presidente a fin de que llegue cualquier otro, menos que se reelija El Trompas.
Ya no más críticas a los amigos y amigas chairos, ni tampoco a los fifís. A final de cuentas, cada quien hace de su vida un papalote. Seguiré viendo los toros desde la barrera para hacer comentarios imparciales, concisos y de gran actualidad.
Este 2020, inicio de la nueva década, pretendo coadyuvar de manera más directa y decisiva en la reconstrucción del tejido social. Formaré un grupo multisectorial para ir a las casas de los punteros, radieros, marucheros, sicarios y capos para decirles a sus jechus (jefecitas chulas) que les jalen las orejas para que se porten bien.
Esos son algunos de mis propósitos de año nuevo.
Finalizo mi última colaboración del 2019 con el refrán estilo Pegaso: “Primate añoso jamás asimila pirueta novedosa”. (Chango viejo no aprende maroma nueva).