Por Jesús Rivera, «Pegaso»
Ya falta un mes para que se termine el año… bueno, menos, cuarenta y dos días y parece que el tiempo se pasa volando.
Y es que después de mis ejercicios matutinos allá, en la estratósfera, me puse a recordar los suculentos platillos, los crocantes buñuelos y el humeante chocolate que degustaba en la temporada decembrina del año pasado, y después la capirotada de la Semana Santa; luego se vino la primavera, el verano y aquí estamos, en otoño, sintiendo los primeros rigores del frío, listos para celebrar las próximas navidades.
¿Qué tanto hace que Soriana tenía a Julio Regalado en sus pendones de publicidad? Y de repente, los cambiaron por la rechoncha y sonriente figura de Santa Clós.
Noooooo, si el tiempo pasa volando. Habría que aprender de aquel famoso soneto de Renato Leduc llamado precisamente «Tiempo».
Por cierto, el propio Leduc relata lo siguiente, al hacer una explicación de cómo se le ocurrió componer esa melodía que repite la palabra «tiempo» todo el tiempo:
«Me acuerdo que entre mis condiscípulos estaba un gordo tabasqueño que se llamaba Adán Santana el cual, como era muy docto en retórica y todas esas pendejadas, hacía versitos y como nos aburríamos mucho durante la clase de Torri, nos poníamos a echarnos toritos donde nos dábamos un pie de verso y hacíamos en tres minutos una cuarteta so pena de perder un peso…Y un día me dijo el gordo Adán:
– A ver, hazme una cuarteta teniendo como pie de verso hay que darle tiempo al tiempo…
Como al cabo de los tres minutos no la pude hacer y tuve que pagarle el peso, Santana me dijo en son de burla delante de todos:
– Carajo, yo creí que porque haces versitos, sabias siquiera que tiempo no tiene consonante…
En vista de que todos se rieron de la “revolcada” que me dio, aquello me pico la cresta y acudí al diccionario de la rima en donde, en efecto, constante la inconsonancia del vocablo tiempo… Sin embargo, dolido aun por la maltratada, seguí pensando en el tema hasta que se me ocurrieron los siguientes versos:
Sabía virtud de conocer el tiempo;
A tiempo amar y desatarse a tiempo;
Como dice el refrán: dar tiempo al tiempo…
Que de amor y dolor alivia el tiempo.
Y así, cuando pude escribir los catorce versos, los uní con lo que tuve ya el soneto…No obstante, como me sonó muy monótono, decidí aconsonantar los segundos versos de cada terceto de la manera siguiente:
Amar queriendo como en otro tiempo
IGNORABA YO AUN QUE EL TIEMPO ES ORO
Cuanto tiempo perdí -ay- cuanto tiempo
Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
AMOR DE AQUELLOS TIEMPOS, COMO AÑORO
la dicha inicua de perder el tiempo…
Y fue de esté modo como nació el soneto de Tiempo que ha llegado a ser tan famoso, gracias a que Rubén Fuentes lo musicalizo y Marco Antonio Muñiz y José José lo grabaron cantándolo a dúo… »
Hablando de cómo pasa el tiempo, fue a principios de septiembre cuando las tiendas departamentales empezaron a colocar en sus pasillos los primeros adornos propios de la temporada decembrina: Pinitos artificiales, luces, esferas, figuritas de renos, etc.
Cosa que no se hacía hace unos diez años sino hasta que pasaba el 20 de noviembre, era cuando se consideraba que la época navideña ya había comenzado.
Con las recurrentes crisis económicas y la falta de liquidez por parte de la mayoría de la población de clase media y baja, a los avispados comerciantes se les ocurrió la sesuda idea de poner a la venta los productos navideños a crédito: «Compre hoy sus regalos y páguelos hasta enero», decían algunos promocionales.
Ahora, con el Buen Fin, los gobiernos federal y estatal decidieron adelantar medio aguinaldo para que los burócratas aprovechen los ofertones del 10, 20, 30, 40, 50, 60 y hasta 70% que ofrecen algunos negocios en diversos artículos que después podremos ofrecer como presentes de Navidad.
Hoy estamos a 20 de noviembre, día en que se celebra un aniversario más de la Revolución Mexicana.
A partir de esta fecha nos van a invadir los villancicos en todos los medios de comunicación electrónicos y las figuras del obeso viejito de la barba blanca en los impresos.
Vienen los tamalitos, los buñuelitos, el champurradito, el pavito (¿se han dado cuenta que los mexicanos llamamos con diminutivo a los alimentos?), que nos harán ganar unos kilitos de más.
El 20 de noviembre es como el arranque para que todo mundo empiece a poner las luces navideñas en el frente de sus casas y para comprar lo necesario para las anteposadas, preposadas, posadas y posposadas.
De veras, ¡qué rápido se pasa el tiempo!
Y el refrán estilo Pegaso dice así: «Es imprescindible que otorguemos un período temporal al período temporal». (Vamos a darle tiempo al tiempo).