Por Pegaso
¡Vaya! Hasta que por fin se abrirá una investigación en contra del misógino, racista y lenguaraz Presidente de los Estados Unidos, el siempre imitado y jamás igualado Donaldo Trompas.
Este personaje ha puesto, quizá como nunca antes, en el filo de la navaja a todo el mundo mediante una política agresiva contra países como México y Venezuela, gobernados por una izquierda pusilánime.
Por el contrario, les soba la guadaña a los países de izquierda dura, como la Unión Soviética, China y Corea del Norte, a quienes les tiene más miedo que a la mano pachona.
Nancy Pelosi, la Presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, que se ha convertido en un cadillo en medio de los obesos glúteos de El Trompas, anunció el inicio de lo que se conoce como “Impeachment”, es decir, una investigación sobre determinado tema, en este caso, una llamadita inocentona que se aventó con el Presidente de Ucrania para que le hiciera el favor de espiar a uno de sus oponentes políticos.
Eso, que en México sería pecata minuta, no pasó desapercibido en el Congreso norteamericano, aunque para mi gusto, se han tardado demasiado para ponerlo en el banquillo de los acusados.
Pienso, sentado en mi mullido cumulonimbus, que hay motivos suficientes para que El Trompas sea enjuiciado no una, sino varias veces, como en su momento lo fue el ex presidente Richard Nixon, con el sonado Escándalo Watergate.
En aquel tiempo, la década de los 70, el caso dio inicio con el robo de documentos en las oficinas Watergate, sede del Comité Nacional del Partido Demócrata y el intento posterior de Nixon por cubrir los hechos.
Las investigaciones arrojaron no sólo esa, sino un mar de actividades clandestinas de personajes muy cercanos al Presidente, y del propio Nixon, como abusos de poder, espionaje, allanamientos y muchas otras lindesas.
Al final de cuentas, el Presidente tuvo que entregar toda la evidencia que lo involucraba y fue obligado a renunciar a su cargo.
Pero, ¿de qué se asombran? En Estados Unidos hay tanta o más corrupción que en México, lo que pasa es que allá sí la saben ocultar.
Tan es así que pueden llegar a la presidencia personajes tan odiosos como El Trompas, que ha instalado de facto un Cuarto Reich en territorio norteamericano, con persecuciones raciales, campos de concentración y demás travesurillas.
Luego de conocer que venía en serio lo de la investigación, el nazi no tuvo otra que calificarlo como “cacería de brujas”, mediante un mensaje que subió a su cuenta de Twitter.
A mí, Pegaso, nada me daría más gusto que lo hallaran culpable de traición, que lo enviaran a la prisión de Alcatraz, que lo condenaran a cadena perpetua y luego a la guillotina, por haberse portado tan mamilas con los nobles, bondadosos y bonachones latinos que sólo quieren ir a trabajar a su país para que los gringos puedan seguir rascándose los güevos y fumando hierba.
Si la Pelosi comprueba que Trump le pidió a su homónimo de Ucrania una ayudadita para aplastar a sus enemigos políticos, tendríamos en puerta un segundo Watergate.
Y aunque eso provocaría una sacudida al mercado y repercusiones negativas en la economía mundial, todo lo sufriremos con resignación con tal de que este orate émulo de Hitler reciba su merecido.
Y aquí los dejo con la frase estilo Pegaso, cortesía de Los Hombres G: “¡Padece, succionador!” (¡Sufre, mamón!)