Polvorín
Los partidos liliputienses…
José Ángel Solorio Martínez
Se percibe complicadísimo que el PRI de Tamaulipas dirigido por Yalheel Abdala, pueda tener un 2019 competitivo. Sin liderazgos –la mayoría fue aniquilada por el tsunami de cieno que los ex gobernadores lanzaron contra una incipiente red de priistas emergentes-; sin dinero –nadie pagó cuotas en su vida y ahora menos que está en el lado opositor, lo que hace del tricolor una gavilla de mendicantes- y carente de talento en su estructura dirigente actual, quedó a la altura del PRD, el MC y el PT locales.
Es decir: al lado de la chiquillada.
¿A cuántos escaños puede aspirar el PRI en el Congreso local venidero?
No muchos.
De los 22 legisladores de mayoría, se ve remoto que puede ganar más de un diputado. Sus cuadros más consistentes –Rafael González y Alejandro Etienne Llano- se ve muy distante que puedan sacar la diputación en las urnas. (Y la ley priista interna, impide que puedan reelegirse como candidatos plurinominales porque de ahí vienen).
En otras palabras: la ruta que proveerá de diputados al PRI, es la de representación proporcional. Y por ese camino, el Institucional podrá pelear a lo mucho 3 o 4 parlamentarios.
No más.
La polarización entre el PAN y MORENA, debilitará todavía más a los partidos pequeños. (Justo en donde se encuentra el PRI). En esa circunstancia el ex invencible, podría construir una coalición con otros partidos diminutos, que le sangraría aún más su magra cosecha de legisladores.
En otras palabras: el PRI enfrenta uno de los peores escenarios de su historia en Tamaulipas. Mucho peor, que el vivido por la pérdida de la gubernatura.
Sin candidatos potentes.
Sin fondos para apuntalar campañas. (La guerra anti huachicol, de AMLO taponeará las arterias que mucho financiaron las campañas priístas del país).
Con un entorno de polarización política: PAN versus MORENA. (Esta circunstancia aplana superlativamente a la chiquillada electoral).
Ese paisaje de pugna entre dos, genera la emergencia del voto útil. Es decir: podría generar la caída de cosechas electorales para los partidos liliputienses. (Entre ellos el PRI).
En muchos distritos locales los aspirantes priistas, harán un buen papel. Obtendrán miles de votos. La inercia de ciertos segmentos de la ciudadanía, siguen dándole su apoyo. Esa circunstancia, podría facilitar el triunfo o al PAN o a MORENA. Por el momento se desconoce, hacia dónde se escurriría el triunfo.
Lo que se ve, es que los PRI zombis se niegan a morir…