Al menos 21 personas murieron y 68 quedaron heridas el jueves en un ataque con coche bomba contra la Escuela de Policía General Santander, Bogotá, Colombia, en un «demencial acto terrorista» que sacude a un país atascado en sus esfuerzos de paz.
El presunto responsable fue identificado por la fiscalía como José Aldemar Rojas Rodríguez, de nacionalidad colombiana, quien ingresó con una camioneta gris Nissan Patrol cargada con 80 kilos de pentolita a la Escuela de Oficiales General Francisco de Paula Santander, en el sur de la capital colombiana.
Una fuente de la fiscalía confirmó a la agencia AFP el deceso del hombre durante el ataque, aunque las autoridades no han señalado su vinculación con alguno de los grupos armados que aún operan en Colombia, financiados por el narcotráfico, tras el pacto de paz con la otrora guerrilla FARC en el 2016.
Este «demencial acto terrorista no quedará impune, los colombianos nunca nos hemos sometido al terrorismo, siempre lo hemos derrotado, esta no será la excepción», dijo el presidente Iván Duque en una declaración a la prensa junto al fiscal general, Néstor Humberto Martínez.
Lamentablemente, el saldo preliminar es de 21 personas fallecidas, incluyendo al responsable del hecho, y de 68 heridas, quienes fueron trasladadas a distintos centros asistenciales con el apoyo de organismos de socorro y emergencia del Distrito» de Bogotá, señala el comunicado divulgado por la Policía. Dos ecuatorianas están entre las víctimas, la cadete Erika Chicó, quien falleció, y Carolina Sanango, herida levemente.
Sin embargo, el balance podría aumentar en las próximas horas debido a que las autoridades siguen examinando restos hallados.
Entretanto, el gobierno decretó tres días de duelo.
En el lugar además estaban 45 cadetes panameños, de los cuales solo dos resultaron lesionados pero están «estables», indicó el mandatario de Panamá, Juan Carlos Varela, en Twitter.
Las autoridades colombianas no han precisado el número exacto de uniformados muertos.
El vehículo, que de acuerdo con la fiscalía había pasado por una revisión en julio en el 2018 en Arauca (frontera con Venezuela), detonó en el marco de una ceremonia de ascenso de oficiales y cadetes.