POR JUAN SANTIAGO PEÑA PONCE
Si en una cosa estoy de acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador es en el hecho de que en los últimos 40 años, si bien es cierto se generó una gran riqueza, esta se quedó en manos de unos cuantos y la brecha entre ricos y pobres se ensanchó, de hecho la clase media se achicó.
Y si, durante los denominados gobiernos neoliberales, a partir de Carlos Salinas de Gortari se inició un proceso de apertura al mundo en materia comercial en el cual se fomentó la competencia, se mejoraron precios de productos y servicios gracias a esa competencia, y el país se modernizó. El problema es que la riqueza generada se concentró en un grupo reducido de nuevos ricos aumentando la pobreza.
El Presidente López Obrador sin embargo ha dado muestra de un extremismo de izquierda en el espectro político nacional y ha tomado decisiones, en pro de reducir la pobreza, que han afectado la confianza tanto de los inversionistas extranjeros así como los mexicanos mismos.
El hecho de institucionalizar programas sociales que dan dinero a la gente mas pobre, en los cuales pareciera ser solo un tratamiento paliativo para aliviar muy levemente la pobreza y no genera inversión y desarrollo económico, ha afectado las finanzas del país de manera negativa ya que se ha tenido que llegar a utilizar dinero de otras partes, llegando esto a reducir presupuestos de otras áreas que si son productivas.
La cancelación del aeropuerto de Texcoco, el decreto que publicó la secretaría de energía con el que se frenó la inversión privada en energías limpias, ambas decisiones “asustan” a los inversionistas extranjeros y mexicanos. La construcción de la refinería de Dos bocas, la construcción del Tren Maya y la construcción del aeropuerto de Santa Lucia, obras con muy poco grado de apalancamiento para el bienestar económico del país, todo esto desincentiva la Inversión extranjera directa.
Ante esta situación a solo un año y medio de esta administración federal se empiezan a ver los primeros nubarrones que parecieran anunciar una debacle económico durante este sexenio. El hecho de que según la consultora A.T. Kearney a través de un estudio mostrara que México salió este año del Índice de Confianza de la Inversión Extranjera Directa (IED) 2020, en el cual se agrupan a los 25 países con más IED (Por la confianza que generan en los inversionistas) es solo la “punta del iceberg”.
Definitivamente hay que cerrar la brecha que existe entre el rico y el pobre, pero no con políticas socialistas mas de extrema izquierda que de una izquierda progresista.
En lo individual, es importante que el mexicano sea cauto en sus finanzas, no gastar mas de lo que se gana, no endeudarse a menos que sea un caso de extrema urgencia y menos en tarjetas de crédito porque la situación pareciera se pondrá bastante difícil en lo económico.
Es importante que el Presidente de la República reoriente su discurso y sus políticas públicas, que de un “golpe de timón” y así generar un equilibrio político que genere confianza en los inversionistas, todavía esta a tiempo, de no hacerlo la economía del país seguirá en una TENDENCIA NEGATIVA.
Hasta la próxima primeramente Dios
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