Por José Gregorio Aguilar
Las mochilas transparentes son una opción que podría implementarse como plan piloto, pero lo que se necesitaría para realmente reforzar la seguridad escolar, son dispensarios médicos y los lockers al interior de las escuelas, donde los alumnos también guardan sus útiles y todas sus pertenencias, opinó Miguel Ángel Tovar Tapia
El presidente de la Asociación Estatal de Maestros y Padres de Familia, reiteró lo que en verdad se ocupa son lockers al interior de las escuelas, pero las autoridades no le entran porque sale más barato regalar una bolsa plástica que construir un espacio para cada alumno de nivel básico.
“En esos espacios los alumnos podrían guardar sus pertenencias, pero la autoridad no le entra por temas presupuestales, ya que sale más barato regalar una bolsa de plástico que a la larga se rompería y se amarillenta. La mochila trasparente pueden dejar ver a los educandos las pertenencias que llevan, pero además de que las niñas no tendrían privacidad en cosas personales como toallas sanitarias, además de dinero y sus teléfonos celulares, pertenencias de valor”.
A su juicio, la mochila transparente, la cual consideró que es una medida política y popular que se presentó en el Congreso del Estado, tendría que implementarse como un plan piloto en una primaria y en una secundaria para ver la factibilidad pues también y como se sabe hay alumnos que no están de acuerdo en que vulneren sus derechos
“Se les sugiere que establezca un plan piloto en una primaria o secundaria de la periferia de ciudad Victoria, en la zona conurbada, Tampico Madero, Altamira, en la periferia de cualquiera de las ciudades grandes de la frontera y establecer un balance real sobre los resultados positivos de esta medida, que repito, es una opción buena, pero hay que ver cuáles son los resultados que da”.
No obstante Tovar Tapia, reiteró que en su opinión, una medida más efectiva en seguridad escolar, pero implica una gran inversión, sería colocar gavetas o lockers en los planteles ya que eso, además de todo, ayudaría a prevenir daños en el desarrollo de los educandos, pues ir cargando con mochilas pesadas puedan afectarles en su sistema óseo.
“Todo lo que cargan los alumnos, entre libros y los implementos escolares, cuadernos y todo, lonchera, agua, tienen un peso promedio de entre 8 y 9 kilos y los niños de primero y segundo año tienen un peso aproximado corporal entre los 30 a 35 kilos y estaríamos hablando que estarían cargando la tercera parte de su peso corporal, cada alumno, eso evitaría alguna posible lesión dentro de lo que es su columna vertebral”.