- Precisa que el USMCA puede tener reglas de origen más estrictas, en un mundo que se está integrando en cadenas globales de valor
Ciudad de México.- El titular de la Secretaría de Economía, Ildefonso Guajardo Villarreal, dijo que hoy es un buen día para América del Norte, luego de que ayer se anunció el Acuerdo Estados Unidos, México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés).
En entrevista para el programa Despierta, Ildefonso Guajardo comentó que además de que el acuerdo trilateral da mucha más certidumbre, «nos pone en la frontera de un acuerdo comercial de última generación, que incluye elementos de integración profunda en la zona».
En ese sentido añadió que este acuerdo va a ser evaluado no solo por sus propiedades comparado con el TLCAN, sino que también depende de dónde aterrizará la confrontación comercial de Estados Unidos con China, porque todo tiene repercusiones sobre la demanda de la región.
Al ser cuestionado sobre si el acuerdo anunciado es más proteccionista que el TLCAN, el funcionario Federal dijo que tal vez puede tener reglas de origen más estrictas, en un mundo que se está integrando en cadenas globales de valor.
«Parecería que pierdes elementos de integración de otras regiones, pero la verdad es que cada quien se está tratando de atrincherar en sus regiones para competir con otras, Japón está integrado con el sureste de Asia, los europeos con Europa del este, por lo que es un momento donde la tendencia es de competencia regional».
Pero, añadió, «de cómo empezamos se rescatan íntegramente algunos de los elementos más importantes, que son no aranceles, no cupos, libre comercio efectivo, además de todos los mecanismos de solución de controversias».
Sobre el proceso de negociación, dijo que cuando éste arrancó había una administración en Estados Unidos que creía que podía «hacer y deshacer sin conocer la realidad de los beneficios» de la integración comercial.
Sin embargo, «llevar este proceso más allá de un año permitió que casi todos los aliados en Estados Unidos que se han beneficiado, como agricultores y manufactureros, abonaran en favor de esto y empezaron a cambiar la perspectiva de la administración, de lo que al principio querían hacer».
Entre esas propuestas «impensables», destaca determinar salarios por decreto para evitar diferencias de competitividad, proponer que las reglas no fueran las de la OMC, o que no habría solución de controversias, por lo que era una cuestión de tiempo.
Sobre el capítulo 19 del acuerdo, Guajardo Villarreal señaló que éste quedó igual que en el tratado original, en donde varios actores nacionales se pusieron nerviosos porque definieron sobre qué cosas se iban a pelear con gran intensidad para rescatar.
«Algunas cosas por la importancia para los canadienses las dejamos ahí, al fin del día habernos divido la tarea de cómo regresar algunas de las soluciones funcionó, porque en esta ronda nosotros rescatamos la parte de disciplinas del capítulo y ellos la parte de soluciones de controversias».
«Nosotros eliminamos la estacionalidad, que era muy malo para las exportaciones mexicanas agrícolas perecederas y ellos reducen el nivel de ‘De Minimis’, que querían subirlo de manera significativa y que quedó en un nivel aceptable… Hubo un trabajo donde fuimos por diferentes fichas y al final se acomodó el tablero de una manera muy conveniente».
Respecto a los aranceles al aluminio y acero, Guajardo Villarreal comentó que esta medida la dispararon a través de la cláusula 232 y México contestó mediante un instrumento del TLCAN, que se va a conservar, en productos como quesos y carne de puerco, sensibles para los Republicanos.
«Lo que hemos puesto en la mesa es que no podemos llegar a una firma sin llegar a una solución, porque sería ilógico que hubiera una agresión arancelaria que no fuera resuelta. Estamos hablando de un universo de comercio bajo, menos del 2.0 por ciento del comercio total, pero la idea es trabajar dos meses para llegar a una solución antes de la firma del acuerdo», que sería en noviembre.
Al respecto, comentó que existe una probabilidad de que la firma de este nuevo acuerdo sea en noviembre, durante la cumbre del G-20 en Buenos Aires, Argentina, ya que es el único lugar físico donde podrían coincidir físicamente los mandatarios de los tres países.
«Es un legado del presidente Enrique Peña Nieto haber manejado con una gran inteligencia una relación nada fácil en toda la amplitud de la agenda bilateral, y al fin del día logra dar una gran certidumbre, levanta esa lápida de incertidumbre que se generó por dos años», y también evita una posibilidad de proteccionismo comercial que no hubiera sido positivo para la región, concluyó el funcionario.