Por Pegaso
Cuando un elefante alcanza cierta edad, se retira de la manada y busca un sitio adecuado para morir.
De esa manera, no será una carga para el resto de sus congéneres ni tampoco retrasará su marcha.
Por cruel que parezca, hay quienes piensan que el ser humano debe seguir el mismo destino.
De hecho, en el seno de las mismas familias, cuando hay un anciano aquejado por enfermedades degenerativas, van y lo avientan a un asilo, si no hay suficientes recursos económicos, o a un albergue, cuando se tiene una posición desahogada.
Creo que este es el juego que están jugando los poderosos hombres, compañías y asociaciones que manejan el mundo.
Bill Gates y sus amiguitos quieren borrar a por lo menos el 15 o el 20 de la población mundial enferma o anciana (unos 1,500 millones de individuos) para que los sobrevivientes, hombres, mujeres y niños sanos, puedan tener oportunidad de sobrevivir por lo menos otros 50 años.
Si hacemos caso a los rumores, en este momento el mundo no sólo está viviendo una guerra bacteriológica entre Estados Unidos y China, sino también una guerra eugenésica.
Siguiendo los principios inculcados por Malthus y Nietzche, buscan crear al superhombre, y lo harán mediante el uso de la tecnología. De ahí que en las redes sociales se hable de la red 5G como la entrada a ese nuevo escenario mundial.
“Quien controle la 5G, controlará el mundo”,-dicen.
Recién vi un capítulo de la serie original de Star Treck (Creado por Gene Roddenberry. Protagonistas, William Shatner como el Capitán James Tiberius Kirk, Leonard Nimoy como el Señor Spok y DeForest Kelley como el Dr. McCoy) llamado “Semilla Espacial”.
La nave Enterprise encuentra una nave terrícola de hace dos siglos con una tripulación en sueño inducido de super humanos, encabezados por el tirano Khan.
En uno de los diálogos, Spock discute con el Dr. McCoy sobre las guerras eugenésicas que acabaron con la mayor parte de la población de la tierra entre 1994 y 1998.
Y agrega que las guerras eugenésicas pretendían acabar con la población enferma y débil y crear a una raza de super humanos, tres veces más fuertes que una persona común y mucho más inteligentes.
A final de cuentas, Kirk logra derrotar a Khan y lo confina en un planeta abandonado, acompañado de una tripulante del Enterprise a la que logró seducir y los que quedan de su nave.
Antes de bajar, Khan cita la frase de un conocido libro donde el diablo dice: “Es mejor mandar en el infierno que obedecer en el paraíso”.
Los historiadores que seguramente describirán este episodio del coronavirus en unos veinte o treinta años, cuando ya sea historia, seguramente calificarán como “guerra eugenésica” lo que se traen entre manos los que manejan el mundo mediante organismos como la OMS y la ONU, o empresas como Microsoft, Monsanto y Amazon.
A final de cuentas, ya nos lo habían advertido los voceros de ese grupo, los productores de Hollywood, cuando ponen al titán Thanos a chasquear el Guante del Infinito y borrar a la mitad de la población del Universo, en The Avengers: Endgame (Año de estreno: 2019. Dirección de Anthony y Joe Russo. Protagonistas: Robert Downey Jr., Cris Evans, Mark Ruffalo, Chris Hemsworth, Scarlett Johansson y Jeremy Renner).
En el largometraje de héroes de acción, el pensamiento ético del ser humano se opone a la acción eugenésica del villano.
A final de cuentas, queda la moraleja: Qué es mejor, ¿terminar con una parte de la población o dejar que la raza humana se extinga sola?
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “La personificación del cese de la vida me monda las piezas dentales!” (¡La muerte me pela los dientes!)