Por Pegaso
No lo puedo creer, pero es la puritita verdad.
Mientras que el Gobernador de Tamaulipas, FGVC contrajo el coronavirus por andar de gira en diferentes Estados de la República promoviendo las energías limpias y la mejor distribución del presupuesto, el Pejidente anda más fresco que una lechuga.
Ya hasta estoy pensando que sí le funcionan las oraciones y las estampitas del sagrado Corazón de Jesús.
E incluso, voy más allá.
¿Qué tal si tiene razón y es la dieta lo que nos hace ser más susceptibles de contagio?
Ya sabemos, por ejemplo, que los gobernadores se dan la gran vida, van a los mejores restaurantes, toman espumosos vinos chianti, comen faisán o pato con trufas, salmón a las finas hierbas, boullabaisse y otras ricas viandas preparadas por los mejores chefs del país y del mundo.
Mientras tanto, ALMO llega a cualquier tecurucho donde venden gordas con frijoles, hepazote y aguas frescas.
“Coman sano. Coman productos mexicanos”,-ha dicho, y le entra con ganas a los nopalitos con huevo y su salsita molcajeteada.
Y hasta ahora, pese a que ha andado en muchas partes del país besando de cachete a las viejas fodongas, cargando niños chamagosos y abrazando al infeliciaje, ni siquiera ha pescado un moquillo.
Otra explicación posible es que su inmunidad al coronavirus se debe a su beligerante actitud, a los altos niveles de testosterona que lo hacen pelearse hasta con su sombra.
Ya lo dijo en el discurso para celebrar el segundo año de su triunfo electoral, que es el Pejidente más atacado de los últimos cien años.
No sé si con esto se quiso comparar con Madero o con Juárez, como lo ha hecho en anteriores ocasiones, pero lo que sí es cierto es que aquellos prohombres, a pesar de su grandeza, siempre tuvieron defensores, pero también tenaces críticos.
El propio Miguel Hidalgo no era bien visto por los gachupines, ni Zapata era santo de la devoción de los terratenientes.
Un poquito más atrás en la historia de nuestro país, durante la Conquista, el Huey Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin también tenía malquerencias con la élite militar y los mercaderes, porque les quitaba las mejores plumas de quetzal y las mejores piezas de jade para su tesoro personal.
Pero ni aún eso se compara con la ola de ataques que ha sufrido ALMO en los dos años que tiene al frente del Gobierno Federal.
Si podemos recordar, Moctezuma fue aborrecido por haber entregado el Imperio Azteca a los invasores españoles.
Los recibió con oro y piedras preciosas y los alojó en su palacio de Tenochtitlán, situación que derramó el vaso entre los habitantes de aquella urbe y terminaron apedreándolo hasta causarle la muerte.
Y todavía, cuando estaba bajo una tonelada de rocas, preguntaba el muy ingenuo: “¿Por qué me apedreáis, fifís, neoliberales y conservadores?” (Nota de la Redacción: No es necesariamente un pasaje con rigor histórico. Nuestro colaborador se dio una licencia literaria para reforzar la similitud entre ambos acontecimientos).
Sea como sea, parece que el Peje del Gobierno Federal ha adquirido de alguna manera inmunidad ante el COVID-19.
Si Moctezuma hubiera conocido su secreto, tal vez los aztecas no hubiesen sucumbido ante la viruela.
Termino mi colaboración de hoy señalando que los personajes y situaciones descritos en este texto son pura fantasía. Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.
Va el refrán estilo Pegaso: “Abstente de indagar si el felino posee tres extremidades, conociendo que cuenta con cuatro”. (No le busques tres pies al gato, sabiendo que tiene cuatro).