Actualmente la desesperación que vive el mundo por conseguir vacunas contra el coronavirus en plena pandemia ha alcanzado a los mexicanos, los adinerados para recibir una dosis en Estados Unidos, los que menos tienen intentan recursos más peligrosos, como comprar en internet y en redes sociales productos de procedencia desconocida.
México ha vacunado solo al 1% de su población , la ansiedad por conseguir una inyección ha provocado una venta ilegal de fármacos que no están registrados, por eso as autoridades mexicanas han alertado de ofertas de supuestos antígenos de Pfizer, Moderna o AstraZeneca que no son reales, y se han lanzado a la caza virtual de sitios web que venden dosis ilegales.
Quien compra una vacuna en un sitio web en México puede terminar recibiendo un frasco con agua en lugar de un viral, un preparado realizado en algún laboratorio sin certificar o simplemente ser estafado y no recibir nada después de haber pagado.
Karin Tilens Revah, psicóloga criminal, es una de los 40 miembros de la Policía Cibernética de la Ciudad de México que está a la caza de las estafas virtuales. “Sabemos que la vacuna [en el país] no se vende por ningún motivo, solo se da a través del Gobierno” y de manera gratuita, explica. En las últimas semanas han encontrado decenas de ofertas para comprar la vacuna contra la covid en páginas falsas, redes sociales como Facebook e Instagram, o el servicio de mensajería Messenger.
“Si te metes a internet y buscas ‘venta de vacuna covid’, es probable que encuentres gente que las está vendiendo. Entras a la página y parece real. Pero si están ofreciendo la vacuna, es falsa”. Actualmente en México no hay ninguna empresa privada autorizada a importar inmunizaciones y venderlas en territorio nacional, afirma la agente.
La primera alerta en saltar fue la de Pfizer. A principios de enero, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió una advertencia de ofertas de vacunas falsas de esta marca. La página www.pfizermx.com era uno de estos sitios de estafa. El equipo de Tilens Revah -que trabaja en conjunto con un equipo de la Guardia Nacional- lo dio de baja. En aquel entonces utilizaban logos robados de la web oficial de la farmacéutica para convencer al usuario. La inyección costaba alrededor de 3.000 pesos, unos 150 dólares. Una vez que el cliente realizaba el pago, a través de un depósito bancario o cediendo los datos financieros, el fármaco se enviaba supuestamente al domicilio del comprador 24 horas después. La dosis prometida nunca llegaba. “Están aprovechando la necesidad de las personas para lucrar con la pandemia”, dice la oficial.
A la alerta de Pfizer se sumó hace unas semanas la de Moderna. Y hace apenas unos días, la de AstraZeneca. “Cualquiera pone en un botecito una etiqueta y agua, si no algo peor”, explica Tilens Revah. La vacuna es solo el último agregado a una larga lista de productos para atender la covid cotizados en internet.
En medio de un contexto global de desesperación, otros países también han advertido ventas ilegales de vacunas. La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) lanzó a principios de este año un comunicado sobre la venta de vacunas que “no han sido evaluadas en cuanto a su seguridad y eficacia, y pueden ser peligrosas”. Un aviso que se suma al emitido por la Interpol en diciembre, cuando advirtió de “actividades delictivas relacionadas con la falsificación, el robo o la publicidad ilícita de vacunas” y pidió evitar que las inmunizaciones cayeran en manos de la delincuencia organizada.
El epidemiólogo Mauricio Rodríguez asegura que es “un riesgo” vacunarse con estas sustancias compradas en internet porque pueden estar hechas en laboratorios sin los certificados necesarios o con ingredientes que no tengan la pureza requerida. “No tienen estudios que demuestren calidad ni seguridad”, dice.