Carlos Fernández Altamirano

Por Oscar Díaz Salazar

De los mancebos con los que se rodeó el ex gobernador Cabeza de Vaca, uno de los que sigue vigente en la política es el diputado Carlos Fernandez Altamirano, quien pretende ser el próximo presidente municipal de Madero.

Si observamos el curriculum del maderense Carlos Fernández, encontramos que al menos en su formación académica, es un alter ego de Francisco N, pues ambos son licenciados en administración, por el Tec de Monterrey el de Madero, y ademas son colegas en su carácter de masters y/o especialistas en mercadotecnia.

También en eso de la robadera es un alter ego de Cabeza de Vaca, aunque la experiencia en el atraco es breve en el caso del señorito de Madero, y solo se le acusa de un desvío de cincuenta millones y un piquito, que del Instituto del Deporte de Tamaulipas, fueron transferidos a un equipo de futbol profesional, y de ahí en adelante, nadie sabe y nadie supo.

Del Instituto del Deporte pasó a formar parte del grupo parlamentario de Acción Nacional en una de las legislaturas que más vergüenzas han causado al Estado, una legislatura en la que abundaron las chicanadas, ilegalidades, escándalos, prácticas legaloides, sumisión al poder ejecutivo, degradación del debate y las prácticas parlamentarias, etc.

Pero su vida pública es bastante normalita para un político de la clicka de la Vaca Salvatrucha. La peor faceta del diputado Fernandez Altamirano, es su vida privada, que dejó de ser privada cuando sus preferencias y su comportamiento lo llevaron a cruzar la barrera de lo legal.

De acuerdo a un testimonio de una persona cercana a la víctima, Carlos Fernández es violento, es misogino, es golpeador de mujeres, utilizó la violencia física, emocional, patrimonial y económica con quien fue su esposa por un tiempo breve.

El fugaz matrimonio del candidato Carlos Fernández duró poco tiempo, aunque suficiente para mostrar su faceta más ruin y miserable a su ex cónyuge, y también para reflexionar sobre sus sentimientos y su orientación.

Su pertenencia al Club de los Mayelos, integrado por los preferidos de los hermanos N de Mission, Texas; los detalles de su vida personal, que la violencia la hizo pública; su paso cuestionado por la administración pública y su actuación como legislador en calidad de lacayo de Cabeza de Vaca, no parecen ser las mejores credenciales para gobernar Madero.

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