Por Pegaso
Andaba yo volando allá, cerca del puente internacional, esperando la llegada de los primeros migrantes hondureños para invitarlos unos ricos taquitos de frijol estilo Don Yeyo, pero no detecté ni un solo centromericano. Como que le sacaron pasar por Tamaulipas, tal vez recordando aquel suceso que ocurrió en San Fernando, donde fueron ejecutados 72 migrantes de diferentes nacionalidades de Centro y Sudamérica.
Luego, por medio de un noticiero de televisión me enteré que a esta gente no les agradan nuestros deliciosos frijolitos refritos con sus ricas tortillas y su salsa molcajeteada que se les ha ofrecido en los lugares por donde pasan, quesque porque en su país es comida para chanchos (cerdos).
La horda de transmigrantes que ingresaron violentamente a nuestro país hace poco más de un mes, ha recibido el repudio de buena parte de la sociedad mexicana por su comportamiento poco adecuado.
Llegan a un pueblo, se asientan en las plazas y dejan un mar de basura a su paso, incluyendo las prendas de vestir y la comida que con toda la buena voluntad le ofrecen los lugareños.
Tal vez al principio fueron recibidos con simpatía, por su condición de personas humildes que vienen huyendo de la pobreza y la violencia que campea en su país, pero poco a poco esa imagen es sustituida por otra completamente negativa.
¿Que en México somos xenofóbicos? Sí.
¿Que tratamos a los sudamericanos peor que como los gringos nos tratan a nosotros? Sí.
Lo lamentable aquí es que los hondureños y guatemaltecos no han tenido hasta ahora el desenvolvimiento adecuado en un país del que, se supone, son huéspedes.
Alguien debería hacerles llegar el Manual de Carreño para que se comporten mejorcito.
Estoy viendo en este momento un video de una mujer como de treinta y tantos años, prietita, cachetoncita, con cuerpecito de tololoche. Muestra al reportero un recipiente de unicel que contiene un porrón de frijoles refritos y dos tortillas frías.
Dice que esa es la comida que les están dando, que eso, en su país, se le da como alimento a los chanchos.
Hay quienes, para intentar comprobar la mala educación de los centroamericanos, altera pancartas con leyendas muy ofensivas, pero tampoco se trata de crear un odio irracional hacia ellos, que al final de cuentas, están siendo manipulados para un fin político.
Ahora bien, según conocido periódico de circulación nacional, autoridades de nuestro país hasta han creado un programa especial de ayuda para hacerles llegar más de dos mil pesos a cada una de las personas en tránsito hacia los Estados Unidos.
Con esa lana se están comprando pizzas, cocas, hot dogs y toda la comida chatarra que habitualmente consumen los norteamericanos. Como que ya quieren sentirse que están en gringolandia.
Quédense, pues, con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: «A la extensión territorial con fronteras políticas a donde te dirijas procura imitar los usos y costumbres que percibas con tus órganos de la visión». (A la tierra que fueres haz lo que vieres).