Por Pegaso
Andaba yo volando allá, sobre la fría estratósfera, donde ya mero chocaba con la doctora Maki, quien también ya tiene alas, analizando las posibles repercusiones de los actos bélicos que ocurren en Oriente Medio.
Y no dejo de pensar en las clases magistrales de historia que nos daba en la secundaria el profe Castrejón Brito, cuando decía que el inicio de la Primera Guerra Mundial (28 de julio del 2014-11 de noviembre del 2018) fue el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria, a manos de un fanático nacionalista serbio.
Por otra parte, la Segunda Guerra Mundial (1 de septiembre de 1939-15 de agosto de 1945) dio inicio con la invasión de Alemania a Polonia.
En el primer caso se formaron dos grandes grupos de las potencias mundiales de entonces: La Triple Alianza, conformada por el Imperio Alemán, el Imperio Austrohúngaro e Italia, y por otro lado, la Triple Entente, integrada por el Reino Unido, Francia y Rusia, sumándose después los Estados Unidos y Japón.
En la Segunda Guerra hubo también dos grandes coaliciones de países: Los Aliados, con Inglaterra, Francia y la URSS, a la cual se sumó después los Estados Unidos y el Eje, donde participaron Alemania, Italia y Japón.
Espero que la muerte del general iraní Qasem Soleimani a manos del asesino Donaldo Trompas no vaya a ser el detonante que active una Tercera Guerra Mundial, porque entonces sí, ya valimos progenitora.
Lo acaba de decir el Presidente ruso, Bladimir Putón: “Una Tercera Guerra Mundial representaría el fin de la civilización”.
Nostradamus, San Malaquías, Walter Mercado, Mahoni y Los Simpsons anticiparon un conflicto de enorme magnitud más o menos para estas fechas, así que hay que estar bien preparados.
Por lo pronto, en los Estados Unidos, donde están más locos que una cabra, ya empezaron de nuevo a pertrecharse. Millones de familias atiborran las tiendas de armas y víveres para surtir sus búnkeres que tienen a varios metros debajo de sus patios traseros, donde podrán resistir hasta uno o dos meses sin salir a la radiación que dicen que va a haber luego que estallen las bombas atómicas.
Tan zafados están, que piensan que esos mismos refugios les servirán si de pronto hay una invasión de zombies.
Pero vayamos a los hechos. Lo cierto es que la televisión nos ha traído verdaderas escenas apocalípticas: En Australia y La India, por ejemplo, están ardiendo los bosques y millones de animales perecen a causa de los incendios.
Por otro lado, la amenaza de la guerra, los soldados gringos que se van, despidiéndose entre lágrimas de sus familias.
También, en El Vaticano, tendría lugar un cisma de la Iglesia, con la renuncia del Papa Pancho y la llegada del Papa Negro, según Nostradamus.
Yo no creo, por supuesto, en todo esa fantasía del Apocalipsis y las profecías de Los Simpsons. Lo que sí puede ser cierto es que haya grupos o personajes muy poderosos a nivel mundial que están interesados en que se cumplan y hacen todo lo posible por que así sea.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “En este momento nos trasladó el comediante”. (¡Ya nos cargó el payaso!)