Por Pegaso
Eran los albores del salinato. Desde años atrás se había negociado con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio, el cual entraría en vigor el 1 de enero de 1994.
Ese mismo día, un grupo de lacandones armados con machetes y palos intentaron tomar siete alcaldías de Chiapas, encabezados por un tal Subtomandante Marcos.
Después vimos cómo se desarrollaba todo un circo alrededor de ese supuesto ejército clandestino; supimos quién era el encapuchado que se ocultaba detrás de un pasamontañas y se descubrió que era una orquestación política para tratar de desestabilizar al país.
Resultó que Sebastián Guillén Vicente es hermano de la ex diputada y exsenadora priísta, Mercedes del Carmen Guillén Vicente.
Conocimos incluso el rostro de «Marcos», con barba y pipa, muy al estilo del «Ché» Guevara.
Pasaron los años y el EZLN dormía el sueño de los justos desde el 2006. Sólo de vez en cuando salían a la luz algunas declaraciones de algún «tomandante» o «subtomandante» que no tenían trascendencia.
Coincidentemente, con la entrada del nuevo Gobierno Federal de izquierda, encabezado por el Pejidente López Obrador, a alguien se le ocurrió que sería buena idea revivir el putrefacto cadáver.
Pero he aquí que la sociedad mexicana del 2019 ya no es la misma de 1994. Ya está más despierta y políticamente más sensibilizada.
Además, tenemos las redes sociales donde cualquiera puede expresar sus opiniones.
Convertido ahora en un movimiento político, remedo de guerrilla, ya casi nadie les cree cuando salen en algún canal de televisión.
Recién, durante la celebración del aniversario 25 de su surgimiento, llamaron «loco» y «mañoso» al Pejidente y el Subtomandante Moisés advirtió que resistirán y enfrentarán al nuevo gobierno.
López Obrador dijo que no se enfrentará con ningún grupo y que le apuesta a la paz y a la reconciliación.
Ante el nuevo protagonismo del EZLN, caben muchas preguntas: ¿Quién los ha financiado durante los últimos 25 años?¿A qué le tiran?¿Qué equipo los patrocina?
Está claro que obedecen a intereses políticos. No me trago la idea de que es un movimiento auténtico o una guerrilla de a devis, como las que surgieron en su momento en Argentina, Cuba o Nicaragua. Es más bien un teatrito montado por el Innombrable para tener un tema de negociación en caso de las cosas se le salgan de control. Es…¿cómo lo diré? Una especie de garantía.
Concluyo la presente colaboración con el refrán estilo Pegaso: «Cuando el afluente produce fluctuaciones acústicas, significa que transporta líquido incoloro, insípido e inodoro». (Cuando el río suena, es que agua lleva).