Por Pegaso
Luego de mi vuelo vespertino me puse a revisar mis cuentas de Facebook y de WhatsApp a ver qué veía de nuevo.
Por supuesto, ya empiezan a asomar el rostro los hombres y las mujeres que buscan ser tomados en cuenta por sus partidos para algún puesto de elección popular, llámese presidencia municipal, diputación federal o senaduría.
Por esa razón considero que es pertinente recordar la convocatoria que emitió esta columna el pasado 10 de enero para la segunda edición del certamen El Pegaso de Oro.
Como mis escasos lectores recordarán, el Pegaso de Oro es una codiciada estatuilla que entrega virtualmente esta cotorra columna al candidato o candidata que se distinga por su peculiar manera de dirigirse a los electores.
Durante los comicios pasados se premió al candidato más majadero.
La presea la ganó de calle el candidato de la escoba, Gustavo Cárdenas, quien prometió barrer a todos los políticos ratas y cabrones de Tamaulipas.
Ahora, con base en la convocatoria mencionada ad supra, se premiará al candidato que diga la mejor cantinfleada, es decir, que emita uno o más mensajes de manera disparatada, incongruente y sin decir nada con sustancia, de acuerdo con la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Así, pues, aspirantes y aspirantas, es el momento momentáneo para decir lo que quieren decir a todos los changuitos y changuitas que van a sus mítines, pero que en realidad no quieren oirlos, sino entrarle a los tamalitos y a los refrescos.
Y pues hombre, joven, no hay derecho, uno anda como quien dice, de aquí para allá, oyendo y escuchando quién de ustedes da el discurso menos pior, o el más pior, depende de la circunstancia circunstancial de la política.
De los personajes y personajas que pretenden alcanzar hueso… quiero decir, una candidatura, todavía no nos han deleitado con alguna perla cantinflesca.
Yo recuerdo que en campañas anteriores el entonces aspirante panista, Chuma, acusaba a los priístas por sus «marranadas», pero eso no califica como cantinfleada, además, deberá ser dentro de las campañas políticas constitucionales.
Recientemente dijo que tenía una mano izquierda, pero también mano derecha, y a todos nos dejó con la incógnita de saber qué quiso decir.
Pero para ganar la estatuilla deberán esforzarse un poco más.
Hasta este momento, viernes 2 de enero, a las 7:14 horas de la mañana, quienes buscan ser candidatos no reúnen el perfil propio de un buen cantinfleador.
Veamos.
Por el PRI, la maestra María Esther Camargo Félix, una dama de amplio currículum académico que siempre tiene un modo muy propio para hablar y para dirigirse a la gente.
Por el PAN, el ya mencionado Jesús María Moreno Ibarra, Chuma, quien ha demostrado tener potencial. Por su parte, la actual alcaldesa, Maki Ortiz Domínguez se pulió hace algunos meses con aquella frase que decía, cuando se le preguntó por qué la policía local no intervenía en situaciones de inseguridad: «Aquí no tenemos ni siquiera un chipote chillón». Así que podría dar la sorpresa.
Por MORENA, Rigoberto Garza Faz, Riguín, daría la pelea si se codeara un poquito más con la raza y se diera más baños de pueblo; Armando Zertuche Zuani, un brillante psicólogo Gestalt tiene con qué.
De los independientes, Pedro Castorena ya tiró la toalla y Geovani Barrios Moreno admitió que jamás juntaría las 15 mil firmas que exige el INE porque la plataforma para subir la información está amañada.
Por cierto, Geovani ya no tendrá la oportunidad de contender en busca de la ansiada estatuilla, a pesar de ser sobrino de Cantinflas.
Por eso aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice: «Conmiseración, individuo del sexo masculino cuya designación civil es Margarito». (¡Lástima, Margarito!)