Por Pegaso
Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe.
¿Quién no ha oído o leído esta trillada frase? Cada principio de fin de semana las redes sociales se inundan con ingeniosos y alegres memes que celebran la proximidad del merecido descanso.
El mexicano es güevón por naturaleza y ya desde el jueves empieza a pensar, mientras está en la chamba, sobre la inminente llegada del ansiado viernes. Y por ello, se ha hecho de ese día una especie de pre-viernes, y hasta se le llama juebebes, como un preámbulo de lo que vendrá después.
El estereotipo del mexicano en otros países, como Estados Unidos, es el del indito que está sentado, con las rodillas pegadas al rostro, envuelto en un zarape y cubierta la cabeza con un sombrerón de paja.
Nada más alejado de la verdad. Nomás llega el viernes, y la adrenalina empieza a fluir. Por la noche, luego del trabajo fecundo, nos vamos de chupe con los cuates, al rebane y a la peda.
El sábado por la mañana generalmente es para reponer fuerzas y seguir la juerga al día siguiente.
El domingo nos levantamos a la fresca de las dos o tres de la tarde y al caer las primeras sombras, nuevamente a entrarle al pomo, a las botanas y a la carnita asada. ¡Ijajayyyyy!¡Arriba México, cabrones!
Por eso he considerado hacer una apología del viernes.
Le han cantado al amor y al desamor, a la vida, al narco, a los caballos y a prácticamente todo, pero no he oído alguna égloga, oda, canción, poema, epopeya, historia o cuento que elogie o hable acerca del viernes.
Para empezar, les diré que el viernes es el quinto día de la semana, de acuerdo al calendario Gregoriano y proviene del latín “Veneris”, es decir, Venus, la diosa del amor. Quizá por esta causa es el día en que más eufóricos nos sentimos, cuando la testosterona la tenemos al cien y todo nos parece maravilloso.
Curiosamente, en idiomas como el inglés (Friday) o el alemán (freitag), el nombre de este día hace alusión a la diosa nórdica Frigg, esposa de Odín y patrona del amor.
Durante la Semana Santa, que se celebra en el mes de abril, en la tradición católica, el viernes está dedicado a venerar la Pasión de Cristo.
Por otro lado, también simboliza la mala suerte, sobre todo si cae en día 13. Precisamente, el miedo a esa fecha se conoce como parascevedecatriafobia.
Ya que me referí ad supra a los miles de memes que podemos encontrar en las redes sociales cada viernes, aquí les van algunos, para alegrar el día y esperar con ansiedad el término de la jornada laboral para empezar con el desmadre:
-Esta es tu cara cuando es viernes: Un alegre cachorrito que saca la cabeza de un auto en marcha, el aire le da en la cara y su pelo se mueve de manera chistosa.
-Cuando es viernesito, tu cuerpo lo sabe: Un niño chino regordete, con lentes, bailando al ritmo de “¿qué será lo que quiere el negro?
-Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe (carita feliz): Una venerable anciana bailando animadamente una tropicalísima cumbia colombiana.
-Hoy es viernes y mi cuerpo lo sabe: Una curvilínea chica vestida de minifalda y ajustada blusa de licra ejecutando vistoso y provocativo baile.
-¡Al fin, viernes! Y el cuerpo lo sabe: Una ardillita parada en sus patas traseras, levantando las manos en actitud épica.
-Al cuerpo no se le engaña, es viernes y él lo sabe: Un perrito recostado en un cojín, en actitud relajada.
-Es viernes y debo cumplir con el beber: Homero Simpson, con una chela en la mano.
-¡Cuál pinche viernes y cuál cuerpo lo sabe, si ya sabes que no te mandas solo, pendejo!: Una furibunda esposa dándole de madrazos con una chancla a su viejo cuando apenas se disponía a agarrar la peda.
-¡Feliz Barriga, señor viernes!: Ron Damón, con una cara muy sonriente, deseándole un feliz fin de semana al señor Barriga.
En fin. Para el mexicano, no hay mejor día que el viernes. Es como un ritual que se debe cumplir a pesar de todos los factores que conspiran en contra de esta sacrosanta y venerable celebración semanal: Violencia, masacres, crisis económicas y pésimos futbolistas.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “¡Día dedicado a Venus, ouch, contrae nupcias la ejecutiva de la empresa, cuán grande celebración! Me abstendré de laborá’, me abstendré de laborá’”. (¡Viernes, se casa la patrona, ay, qué pachangona! No vo’ a tabajá’, no vo’ a tabajá’).