Esta fecha fue establecida por las Naciones Unidas en 1997 con el propósito de crear conciencia sobre la persistencia de la tortura en el mundo y para honrar y apoyar a las víctimas de este inhumano.
La tortura es una violación grave de los derechos humanos y está estrictamente prohibida por el derecho internacional.
Consiste en infligir deliberadamente sufrimiento físico o mental a una persona con el fin de obtener información, castigar, intimidar o humillar.
La tortura no solo causa un daño físico y psicológico enorme a las víctimas, sino que también tiene un impacto negativo en sus familias y comunidades.
El Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura busca aumentar la conciencia pública sobre la tortura y sus consecuencias, así como promover la solidaridad y el apoyo hacia las víctimas.
Es un día para recordar que la tortura es inaceptable en cualquier circunstancia y para instar a los gobiernos ya la comunidad internacional a tomar medidas enérgicas para prevenirla y erradicarla.
Durante esta jornada, se llevan a cabo diversas actividades en todo el mundo, como conferencias, mesas redondas, seminarios y manifestaciones, en las que se discute sobre la importancia de combatir la tortura y se promueve la protección y rehabilitación de las víctimas.
Se resalta la necesidad de garantizar el acceso a la justicia, la rendición de cuentas de los perpetradores y la provisión de servicios de apoyo médico, psicológico y legal a las víctimas.
Además, se hace hincapié en la importancia de ratificar y cumplir los instrumentos internacionales de derechos humanos que prohíben la tortura, como la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de las Naciones Unidas.
Se alienta a los Estados a fortalecer sus leyes y políticas para prevenir y castigar la tortura, ya cooperar con los mecanismos internacionales y regionales de derechos humanos.