- Caravana de centroamericanos repudia la política migratoria del mandatario estadounidense, señalan que van por oportunidades de trabajo y para huir de la violencia
Ciudad de México.- Decenas de integrantes de la caravana migrante de centroamericanos que recorre la República se manifestaron en la Ciudad de México (CDMX) donde expresaron su rechazo al endurecimiento de las políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien, a su vez, adujo motivos de seguridad y protección para sellar la frontera.
Pese a que el grueso de la caravana, que arrancó el 25 de marzo de Tapachula, se encuentra en Puebla, un reducido grupo se adelantó para llegar de forma directa a la capital.
En el Ángel de la Independencia, los migrantes cantaron consignas y exhibieron carteles con textos como “Alto a las deportaciones”, “Fuera Donald Trump” y “Ningún migrante es ilegal”. Luego se desplazaron hacia la embajada de Estados Unidos, a unos metros del monumento.
Trump argumentó ayer que sella la zona fronteriza de su lado por motivos de seguridad: “Estamos sellando nuestra Frontera Sur. La gente de nuestro gran país quiere seguridad y protección. ¡Los demócratas han sido un desastre en este tema tan importante!”, tuiteó Trump.
El viernes, el Gobierno estadounidense ordenó el despliegue de cuatro mil soldados en la línea limítrofe Sur.
Ayer, los migrantes criticaron que los miembros de la caravana, alrededor de mil, han sido “atacados por Trump como si fueran los criminales más peligrosos del mundo”.
‘Si nos echan, nos regresamos’, dicen los migrantes a Trump
Con pancartas de rechazo al presidente estadounidense Donald Trump, decenas de migrantes centroamericanos de la caravana Viacrucis se congregaron en el Centro de Ciudad de México, desde donde algunos partirán a la frontera con Estados Unidos.
“Si nos echan nos regresamos. No a Trump”, decía una de las pancartas que los migrantes colocaron en las escaleras del Ángel de la Independencia, sobre la avenida Paseo de la Reforma.
Entre los migrantes se encuentra Yanci Flores, una salvadoreña de 22 años que viaja con su hijo de dos años, cuyo padre fue “asesinado por los mareros” (pandilleros).
Mientras su hijo se divierte con una pistola de juguete, Flores dice que su plan “es ir hasta Estados Unidos para poder trabajar, para poder dejar bien atrás toda la violencia de mi país; si regreso nos matan”.
Más tarde los migrantes se apostaron frente a la embajada de Estados Unidos.
La caravana Viacrucis, que se realiza cada año desde 2010, arrancó el 25 de marzo en Tapachula, en la frontera con Guatemala, llegó a Oaxaca el fin de semana pasado y permaneció en el municipio de Matías Romero más de cuatro días.
Y provocó la furia de Trump, quien volvió a amenazar con abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte si el Gobierno de Enrique Peña Nieto no dispersaba la caravana, en tanto anunció el envío de la Guardia Nacional a la frontera para evitar el ingreso de migrantes.
El Gobierno no dispersó la caravana y el jueves Peña Nieto instó a Trump a no descargar sobre los mexicanos su “frustración por asuntos de política interna” de su país.
Ese despliegue, criticado por varios gobernadores de Estados Unidos, es innecesario para Irineo Mujica, de la organización Pueblo Sin Fronteras, la organizadora de la de la caravana. “No representan una amenaza las tropas (estadounidenses) porque muchos de ellos (los migrantes) van a pedir asilo. Es puro show” de Trump.
“Ni todos los muros, ni todas las guardias nos van a detener”, comentó José Luis Martínez, un cocinero hondureño de 29 años.
La frontera “no es una zona de guerra”: Episcopado Mexicano
La frontera entre México y Estados Unidos “no es una zona de guerra”, expresó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) al señalar que el único futuro para un desarrollo compartido de la región es con puentes de confianza, no con muros de indignidad y de violencia.
A través de un mensaje, los más de 100 obispos del país señalaron que los gobiernos de México, tanto los pasados como los presentes, tienen una grave responsabilidad al no haber creado las oportunidades suficientes de desarrollo; destacaron que, tanto los presentes como futuros flujos migratorios requieren de una nueva regulación de ambas naciones, por lo que plantearon buscar soluciones que fomenten la fraternidad. “La frontera entre México y Estados Unidos ‘no es una zona de guerra’, como han dicho recientemente nuestros hermanos obispos de los Estados Unidos. Al contrario, esta zona está llamada a ser ejemplo de vinculación y corresponsabilidad”, subrayaron.
La CEM advirtió que las carencias de los mexicanos no deben ser usadas como justificación para promover el antagonismo entre los pueblos, por lo que pidieron atender a los migrantes procedentes de México, Centroamérica y Latinoamérica.