Por Pegaso
Andaba yo volando allá, por la plaza Miguel Hidalgo, donde un grupo de chamaconas realizaban el performance de “El Violador eres tú”, ante la cara de sorpresa de las personas que pasaban por ese lugar.
Se me pegó el estribillo de la famosa y polémica canción: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía. El violador eres túuuu… El violador eres túuuu”.
Cuando anunciaron la realización de este ejercicio yo me imaginé que iban a replicar todos y cada uno de los gestos, sonidos y consignas. Pensé que iban a enseñar las chiches y a pintarrajearse de color morado y negro, pero la verdad es que fue algo muy ligth.
Eso me demuestra una vez más que las mujeres de Reynosa siguen siendo conservadoras. Por lo menos en público.
Y ahí, frente a mi celular, grabando video de cada escena, volví a ver los mismos rostros que en anteriores manifestaciones feministas. La mayoría de ellas, curvilíneas chicas de agraciado rostro, quienes protestaban por la desaparición de otras jóvenes y ante la posibilidad de que puedan correr la misma suerte.
Además, se notó un marcado rencor hacia todo lo que tenga pene y testículos.
Nos acercamos dos periodistos a las primeras tres que llegaron a la plaza, preguntando si vendrían más personas, y con cara de fuchi una de las chavas nos contestó que ya no tardaban.
Yo me pregunto si todas ellas fueron concebidas in vitro, porque veo que no soportan la idea de tener un varón como padre.
También me atrevo a especular que no creen en Dios, porque es del género masculino, así que podrían bien creer en la Virgen de Guadalupe o en la Santa Muerte, que son del género femenino.
O como ocurre con otras avispadas feministas, que cuando se refieren a Dios dicen Diosa, con D mayúscula, como si al mencionar la palabra en femenino se pudiera cambiar el sexo inmediatamente.
Yo lo que puedo decir es lo siguiente: Mujeres feyoyas, gordis o flacas, no tienen por qué preocuparse de ser violadas, porque los agresores sexuales por naturaleza son más feos que Danny Trejo, y siempre van a buscar poseer la belleza. (Nota de la Redacción: La misma industria cinematográfica de Hollywood acepta esa tesis. En la película Con Air-Riesgo en el Aire por su traducción al español, con Nicolás Cage, John Cusack y John Malkovich, dirección de Simon West- Juanito 23, interpretado por Danny Trejo es un violador en serie que busca realizar su fechoría número 24).
Decía Platón, parafraseando a su maestro Sócrates, que sólo aquel que no tiene belleza, la busca desesperadamente.
Y por el contrario, el tipo bien parecido y gallardo, no puede ser un violador, porque le sobran viejas, así que no tiene necesidad de forzarlas al coito, himeneo o intercurso.
Ahora bien, en una sociedad libre de prejuicios, tanto hombres como mujeres tenemos los mismos derechos, obligaciones y posibilidades. Así que no existe motivo alguno para pensar que también las mujeres feas pueden violar a algún galancete de telenovela, sólo que eso ni se denuncia ni se da a conocer.
Platicando ayer con una buena amiga nos decía que, a su juicio, debe existir equidad entre ambos sexos, más no igualdad.
Eso me dejó pensando porque, efectivamente, tenemos nuestras diferencias biológicas y psicológicas, que son lo que dan sabor a la vida.
Qué bonito que en lugar de andar haciendo panchos en las plazas, enseñando las miserias y bailando con un tamborcito, las mujeres se dieran a respetar, que sigan siendo candorosas e inocentes, como lo eran décadas atrás, y que el hombre conservara un dejo de romanticismo y caballerosidad.
Así, no seríamos testigos en la calle de diálogos entre jóvenes de diferente sexo, como el siguiente:
-¿Qué pex, güey?
-Aquí nomás, pasándola, perra. ¿Y tú, dónde la rolas?
-No, ps vengo del antro. Nomás no andes de panochón y le vayas a decir a mis jefes, porque te parto la madre, ¿eh, puto?
Por eso aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Luego entonces, ¿con tal pequeña cavidad bucal ingieres tus alimentos?”(¿Y con esa boquita comes?)