El epidemiólogo Anthony Fauci está acostumbrado a luchar contra enemigos visibles e invisibles. Delgado y de voz ronca, a los 79 años es el rostro más reconocible del grupo de trabajo de la Casa Blanca sobre la crisis del coronavirus.
Durante semanas, acompañó al presidente Donald Trump y el resto del equipo en las ruedas de prensa diarias en las que hizo de las enmiendas a su jefe todo un arte. Si el mandatario pedía calma —“Relax, está yéndonos bien”—, Fauci apuntaba con la misma serenidad: “Lo peor está por llegar”. Si Trump cantaba las bondades de un tratamiento para la malaria como método contra la covid-19, el científico calificaba las pruebas de “anecdóticas”, pero negaba cualquier contradicción: “Lo que decimos no es tan distinto. El presidente se siente optimista, es su sentimiento”.
Anthony Stephen Fauci (Nueva York, 1940) tiene instinto en el laboratorio y en los círculos de poder de Washington. Hijo de un boticario de Brooklyn de origen italiano, lleva desde 1984 al frente del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas y ha trabajado con seis Administraciones distintas. De Reagan a los dos Bush, pasando por Bill Clinton, Barack Obama y Trump. Desde su puesto lideró la respuesta del Gobierno ante una desconocida epidemia de sida que acababa de estallar y se enfrentó al brote de ébola y al del zika. Un episodio ayuda a entender su figura. Un día de 1988, cuando eran frecuentes las manifestaciones contra la Administración por su respuesta al sida, un grupo marchó sobre el campus del instituto, en Maryland, para reclamar más ensayos experimentales. Fauci pidió al FBI que no arrestase a nadie e invitó a varios activistas a su despacho. Habló con ellos, trazó una relación de confianza y nunca la rompió.
Ahora, lidia con la mayor pandemia en un siglo, que ha causado ya más de tres millones de contagios confirmados en Estados Unidos y se ha cobrado la vida de 134.130 personas. Con su mano izquierda y sus constantes llamadas a la prevención, se ha convertido en una especie de héroe para los detractores de Trump. Hay camisetas con su rostro y hasta le ha interpretado Brad Pitt en la televisión. La relación con el presidente, sin embargo, parece haberse deteriorado. En pleno repunte de casos, comparece menos y Trump le ha acusado esta semana de haber cometido errores. Este jueves, en entrevista telefónica, rehusó comentar la cacofonía que impera en la Casa Blanca, en la que el mandatario contradice continuamente a los expertos. Eso sí, su voz ronca a través del aparato no se desviaba un milímetro del mensaje. “Todos deberían usar mascarilla”.
¿Cuáles son los motivos de este repunte de nuevos casos en Estados Unidos? ¿Es la expansión de las pruebas [como alega el presidente, Donald Trum No, obviamente, es más que el aumento de los test. No hay duda de que suben los casos porque hay más gente contagiada, igual que aumentan las hospitalizaciones.
. ¿Qué ha pasado? ¿Ha abierto demasiado pronto el país?
Es complicado. No se trata solo de haber abierto demasiado pronto. Algunos Estados lo han hecho, sin seguir las directrices, y otros han abierto de forma correcta, pero la población no ha seguido esas directrices y ha acudido a grandes concentraciones sin llevar máscaras o se ha juntado en bares. Todo eso ha llevado a un aumento de la transmisibilidad. Así que es una combinación de las dos cosas, de haber abierto demasiado pronto en algunos casos y, además, incluso en los que lo hicieron de forma correcta, de la gente que no siguió las recomendaciones.
. ¿Cree que algunos Estados deberían frenar su ritmo de vuelta a la normalidad?
. Sí, simplemente deberían seguir las directrices que fijamos, que explicaban específicamente los requerimientos que debían cumplir para pasar de una fase a otra, así que la forma correcta de hacerlo está muy detallada.
. ¿Da por hecho que habrá una segunda ola en otoño?
No creo que debamos hablar de una segunda ola porque aún estamos en la primera, no hemos salido de ella.
. ¿Ve posible que, de hecho, no ocurra, que continuemos en una única ola? Es posible, es completamente posible. Si los casos no bajan de forma drástica este verano, es posible que tengamos una continuación de las infecciones.