Por Pegaso
¡Vaya que dejó estropicios el huracán Hanna!
A pesar de que nos llegó debilitado, convertido en tormenta tropical, el agua acumulada en las partes bajas bastó para inundar más de setenta colonias y provocar daños patrimoniales cuantiosos.
Familias tuvieron que salir de sus viviendas en la madrugada, llevando a sus hijos, perros, gatos y pericos, pero no pudieron hacer nada para salvar refrigeradores, camas, sofás y roperos.
Resalta la presencia de la Alcaldesa Maki Ortiz en la primera línea de las corporaciones e instituciones que realizaron labores de rescate y atención a damnificados.
Personalmente visitó colonias que quedaron bajo el agua, invitando a la gente a trasladarse a los albergues, donde se les daría cobijo y alimento mientras todo vuelve a la normalidad. Por desgracia, la gran mayoría se resistieron y prefirieron quedarse en sus viviendas, cuidando lo poco que les quedó, por temor a la rapiña.
Es curioso notar cómo se nos olvidó hasta el coronavirus. Antes de la llegada de Hanna, los reynosenses estábamos asustadísimos con el avance de la pandemia, pero al conocer los efectos devastadores de la tormenta, el COVID-19 pasó a segundo plano.
Debido a lo anterior, muchos bajamos la guardia. Posiblemente las estadísticas mostrarán un nuevo pico conforme avancen los días y el tema de las inundaciones pierda relevancia.
Pero ayer por la mañana, otra amenaza se cernía sobre los atribulados reynosenses.
La Comisión Internacional de Límires y Aguas (CILA) advertía que se abrirían las compuertas y el nivel del agua llegaría a desbordar el afluente hacia zonas pobladas del Centro y colonias como la Aquiles Serdán, Chapultepec, Carmen Serdán, 10 de Mayo, Manuel Tárrega, Del prado y otras cercanas al río Bravo.
Por la tarde, camiones de la Guardia Nacional recorrían las calles de esos sectores invitando a la gente a ponerse a salvo.
Sin embargo, pese a todos los temores, la creciente no llegó y por lo menos hasta esta mañana, el nivel del río Bravo se mantenía bajo control.
Sólo la parte de la aduana CITEV del puente internacional Reynosa-Hidalgo se vio anegada y una sección del libramiento Echeverría.
Pasado el susto, tendremos que prepararnos para la llegada de otros fenómenos tropicales.
Por el Atlántico se acerca la Tormenta Tropical Isidro, que podría convertirse en huracán en los próximos días y afectar de nuevo el litoral tamaulipeco.
MI amigo El Pichón subió un comentario a un grupo de WhatsApp donde dice que la vidente Mahony predijo que en agosto Tamaulipas sufriría los devastadores efectos de un super huracán.
Sin embargo, yo no le creo mucho a la pitonisa, porque el año pasado, antes de El Buen Fin, anticipó que habría un gran incendio en el centro comercial Plaza Periferico de Reynosa y no pasó nada.
Como que tiene alguna preferencia por vaticinar calamidades para este Estado.
Me preocupa, sin embargo, que apenas hemos entrado en la temporada de huracanes 2020 y ya nos pegó un tormentón.
Me pregunto qué pasaría si, efectivamente, se hiciera realidad la profecía de Mahoni y nos llegara un huracán de categoría 4 o 5.
No quiero ni imaginarlo, porque si una simple tormenta causó tanto daño, ¿qué podríamos esperar con un super huracán?
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: “¡Es deseable que tu cavidad bucal se transmute en piel crujiente de cerdo!” (¡Que la boca se te haga chicharrón!)