Por José Ángel Solorio Martínez
Tres errores estratégicos, ha cometido el súper colmilludo político, Marcelo Ebrard Casaubón. Empezó con las mejores expectativas, ante una Claudia Sheinbaum que salió con varios cuerpos de ventaja; contra un equilibrado Adán Augusto López, quien ha operado como el fiel de la gobernabilidad del proceso manteniéndose en un discreto, pero macizo tercer lugar; frente a un sorprendente Gerardo Fernández Noroña, quien superó a un experimentado Ricardo Monreal Ávila, enviándolo casi al sótano.
Se especulaba que sería el de mayores niveles de competitividad, sólo décimas abajo de la ex jefa de gobierno de la CDMX.
No ha sido así.
La angustia -se extraña la templanza de otros años, cuando con sangre fría y madurez, condujo las exitosas negociaciones con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en Chiapas- afloró en la personalidad del ex Canciller.
Inició, con el pie correcto.
Le dio forma a la metodología de la selección del representante de la IV T, para la elección presidencial del 2024. Se vio con más tablas, ante los otros competidores; impartió cátedra de política en el concierto de las corcholatas.
Lo traicionó su desesperación.
Considerar que Claudia está arriba en las encuestas porque las paga, es un argumento superficial; las encuestas de encuestas, dicen lo que ya es una certeza entre la sociedad mexicana: Sheinbaum, está a la cabeza en la justa interna de la IV T.
Diez puntos, es el umbral que separa a Marcelo de la doctora.
Sólo una catástrofe, -en política, se puede esperar cualquier resultado por inverosímil que puede parecer- podría impedir que la investigadora de la UNAM, sea la candidata de MORENA a la presidencia de la república.
En las recientes semanas, Ebrard, lanzó por la borda de su nave tres pesados lastres:
1.- Declaró, que invitaría a uno de los hijos del presidente a formar parte de su gabinete. Los usuarios de redes sociales, se le fueron encima; desde oportunista, lisonjero, barbero y otros adjetivos de muy desagradable catadura fue la amarga cosecha del ex Ministro de Relaciones Exteriores.
Se le revirtió, esa propuesta.
Lejos de añadirle simpatías a su proyecto, cayó en las preferencias ciudadanas.
Esa declaración, dejó pasmados a diversos grupos de militantes de MORENA. Hasta de mal gusto la calificaron.
2.- En una entrevista, no tuvo empacho en externar su animadversión contra el sub secretario de Salud del gobierno federal, Hugo López-Gatell, uno de los baluartes de la IV T. No lo simuló. El periodista cuestionó, si invitaría al epidemiólogo a su gabinete; tajante, negó que tuviera la intención de sumarlo. No apuntó las diferencias de pensamiento con el doctor; sólo precisó, su distanciamiento con el médico.
¿Por qué perdió la ecuanimidad Ebrard?
Esas afirmaciones, no fueron hechos a un comunicador cualquiera; no. Las planteó, ante el periodista, Hernán Gómez Bruera, de MVS quien, cotidianamente, despotrica contra AMLO.
Luego, puntualizaría el resbalón más sorprendente:
-No busco replicar la forma de gobernar de López Obrador.
3.- Desde el inicio de la danza de las corcholatas, AMLO filtró públicamente que los representantes de MORENA, deberían alejarse de medios adversarios de la IV T. Ebrard, desoyó la recomendación. El Norte, Reforma, Televisa, TV Azteca, y otras empresas, han privilegiado su precampaña y han ensanchado las veladas críticas hacia la administración de López Obrador.
Vale la anécdota: al calor de la precampaña por la candidatura a la presidencia, en el gabinete de Gustavo Díaz Ordaz, el doctor Emilio Martínez Manautou, se emocionó de más -era secretario de la presidencia-. Su carisma, había cautivado diversos personajes del mundillo intelectual mexicano; muchos de ellos, de izquierda.
No gustó eso a GDO.
Le llegaron los informes del tamaulipeco.
No se inmutó.
Dicen que dijo:
-Que sus amigos, lo hagan presidente…