POR José Inés Figueroa Vitela
Ya lo pasado, pasado.
Relata el Libro Sagrado de cómo, quienes desoyeron la voz del creador, al voltear atrás se convirtieron en estatuas de sal.
Qué caso tiene repasar otra vez al “Perro” JOLOPO y su colina, amasada en lágrimas, tras prometer defender hasta la ignominia la economía de los mexicanos e impedir “otro robo nacional”.
¿Cuántas historias de despojo, desde entonces, se han repetido al paso de los tiempos en esa escuela que bien aterrizó y se multiplicó hasta los niveles más ínfimos de la política y la administración pública?
En el aquí y ahora, por salud pública, más nos vale, lo que cuente, sea hacia adelante.
Por eso es bien importante lo que se hace por estos tiempos, en las proyecciones mediatas e inmediatas, dentro del aparato público doméstico.
Lo que hicieron los funcionarios gubernamentales estatales y los diputados locales la semana pasada, en materia hacendaria y presupuestal, marcará destino en el inminente año nuevo.
Los representantes populares de las distintas fuerzas político-partidistas se habrán empeñado a fondo en el análisis del paquete fiscal, como para que hayan consumado siete horas de debate “tras bambalinas”, en el segundo día de la revisión de los documentos.
Ciertamente, las oposiciones, o los partidos que no son quienes ejercer el Poder estatal y la mayoría camaral, guardaron silencio a la hora del dictamen, y de sus posicionamientos en el pleno, al votar el tema, fue más el confeti lanzado que las observaciones a la propuesta.
Estarán ellos seguros de que fue la mejor decisión institucional, fuera de algún cobro por “servicios agropecuarios” que airadamente reclamó la fracción priísta, que numéricamente es la segunda en la representación popular.
Ellos, como los demás, sabrán cómo le va a hacer el Instituto Electoral de Tamaulipas, para con 5 millones de pesos, operar 43 comités municipales electorales, pagando rentas, “dietas de consejeros”, salarios de personal, servicios públicos, además de las prerrogativas multiplicadas para los participantes de la contienda, en año electoral.
Porque de los 213 millones de pesos ejercidos en este año, que no existe nada de aquello, al próximo en que aplica, solo pasó a 218 millones su asignación presupuestal; el año pasado que también hubo elecciones locales, fueron 319 millones los ejercidos por el instituto.
Claro, en el 2 mil 16 se eligió gobernador, diputados locales y alcaldes y en el próximo solo será la última elección; estructuralmente, sin embargo, solo se eliminan los consejos distritales, como para suponer un punto intermedio.
Ese es solo un botón de muestra en el interminable rosario de conceptos contenidos en el presupuesto de egresos, multiplicados al repaso de la Ley de Ingresos y los otros ocho ordenamientos jurídicos contenidos en el Paquete Fiscal del Estado para el año entrante.
Es muestra de lo que los neófitos ven de fuera, pero que los experimentados y acuciosos representantes populares habrán visto y aclarado en la intensa revisión de la propuesta y para lo que los funcionarios autores de las iniciativas, traerán más verdades blandiendo.
Más temprano que tarde han de explicarnos a dónde irá a parar el presupuesto del año venidero.
Incluidos esos cien millones de pesos rescatados del servicio de la deuda pública estatal, que ya no se pagarán cada año con la renegociación contratada este año, ahorrándose mil 300 millones por los 13 años que faltaba para liquidarla.
Claro, ahora esos casi mil 300 millones se convertirán en otros 15 mil millones de pesos que se seguirán pagando en la década siguiente por la que se prorrogó el financiamiento, pero eso ya son palabras mayores sobre las que los “letrados” funcionarios y diputados también tendrán los suficientes argumentos para explicarnos el beneficio.
Tampoco tiene caso que “nos devanemos los sesos” queriendo encontrarle lógica a esos números sin la debida orientación y el contexto completo.
Antes de llegar a conclusiones, tendríamos qué complementar el impacto, si es que el Gobierno acepta ejercer esos 3 mil 500 millones de pesos que el generoso cuerpo legislativo le concedió con largueza para contratar nueva deuda pública.
Le habremos bajado cien, pero le sumaríamos el servicio de pago de otros 3 mil 500 millones de pesos a la deuda por los próximos 20 años.
Funcionarios y diputados también saben, bien que lo hacen diría aquel, cómo se necesitan 500 millones de pesos -la friolera del 16.66 hablando de puntos porcentuales-, en el ejercicio de gestión y soporte de un crédito por 3 mil millones de pesos, que es lo que se aspira a ejercer en obras.
Hasta se me hace poco el tiempo en que analizaron y debatieron el paquete fiscal en el Congreso, pero definitivamente fue más, mucho más, que en otros años.
Por eso, mientras seguimos “echándonos clavados” en esos documentos, seguiremos apostando a que todo mundo, en el orden institucional hizo su chamba y más temprano que tarde han de iluminarnos con sus acuciosos conceptos.
“El paquete económico para 2018 refleja el compromiso del Ejecutivo Federal de continuar con un manejo responsable de las finanzas públicas, para promover la estabilidad económica, manteniendo el compromiso de no aumentar los impuestos y de reducir el endeudamiento público”, reza en la exposición de motivos el documento central.
Y comprementa para los efectos del gobierno estatal: privilegia la continuidad de acciones responsables y transparentes que permiten financiar las prioridades de gasto, así como el desarrollo sostenible para los próximos años. La seguridad ciudadana, el bienestar social, así como el desarrollo económico sostenible son los tres ejes en torno a los cuales se alinean y articulan las políticas e instituciones públicas del Estado”.
Tan claro: seguiremos viendo y diciendo.
Al cierre, fueron 28 los ciudadanos que se presentaron ante las instancias electorales para avisar de su intención de competir como candidatos independientes para alcaldes, encabezando planillas para 13 ayuntamientos.
De Nuevo Laredo fue de donde más aspirantes se anotaron, sumando cuatro; de a tres se registraron para Matamoros, Altamira y Reynosa y de ahí para bajo, el resto se fueron con dos y un aspirante.
Los dos alcaldes en funciones que llegaron por la vía independiente se anotaron para la reelección igual; son HÉCTOR DE LA TORRE VALENZUELA en Llera y JOSE LUIS GALLARDO en Jaumave.
De personajes conocidos, JESÚS OLVERA MÉNDEZ, sin el PRI y peleado con los de la sección uno petrolera, por donde obtuvo sus luces de dirigente y diputado, no tiene mayor cosa qué hacer en la elección municipal de Madero.
Igual en Victoria capital NAYMA KARINA BALQUIARENA PÉREZ tuvo una efímera carrera política hace muchos años y desde entonces, aunque ha insistido, no ha recibido otra oportunidad que cargos menores en el servicio público, a ratos con el PRI y últimamente en el PAN.
De HECTOR DAVID RUIZ TAMAYO, igual anotado acá, se desconoce antecedente.
Conocidos, acaso, en Matamoros JUAN MARTIN REYNA por su paso en el Congreso durante la pasada legislatura y HUMBERTO RANGEL VALLEJO en la actual, coincidentes en el saltimbanqui partidista.
Y el ex dirigente estatal perredista MIGUEL ANGEL ALMARAZ, quien últimamente anduvo coqueteando con “los morenos” de ANDRÉS MANUEL, pero terminó anotándose por la independiente para Río Bravo.
ERNESTO DE LA PORTILLA solo se ha colgado del apellido de su tío JUAN GENARO, el ex alcalde de Altamira, a quien trata de seguir los pasos, pero sin mayores prendas.
Y párele de contar.