Por Pegaso
Andaba yo vagando allá, cerca de la estratósfera, gozando del abrasador solecito de mediodía, cuando me di cuenta que las ondas hertzianas pasaban a mi lado hechas madre, llevando los mensajes virales, memes, top trendings y toda la parafernalia que circula en el ciberespacio.
Gracias a ellas me enteré que uno de los hashtags más marcados en las redes sociales es #YoEnLos90s, lo que quiere decir que uno debe subir a ese sitio lo que estaba viviendo hace más de veinte años, en esa década de transición donde ocurrieron tantos hechos históricos.
Algunas respuestas simpáticas son:
-No dependía de la tecnología para comunicarme al instante.
-Con mis Sugus checando qué vería en la TV.
-Estaba loquito por Anna Nicole Smith.
-Era muy feliz jugando canicas.
-Escuchaba Control Machete y lo sigo escuchando.
-Oh, uh, oh, imagínate a las sirenas en la luna…
-Escuchaba a Caifanes, La Maldita, The Cure y Metallica.
-Disfrutaba de las series de Nikelodeon.
-Era joven y bello.
-¡A toda madre!¡Qué tiempos!
-Me la vivía en la reta de tazos.
Yo, por mi parte, andaba jale y jale, en la reporteada, en las dependencias del sector salud, del trabajo, políticas, Presidencia Municipal, giras de funcionarios y reportajes en El Mañoso.
Algunos de los que más recuerdo fueron la cobertura aérea de la construcción de la presa El Cuchillo y el descubrimiento de la mina abandonada de uranio en La Sierrita.
Cerca de la mitad de la década, adquirí mi primera lap top, y ya pegándole al 2000, mi primer teléfono celular Nokia de tabique.
Incursioné en la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, cuando estaba de Jefe de Distrito el viejito cara de vinagrillo de José Albores Guillén, y luego me llamó mi amigo Jaime De León para trabajar en el CISEN.
Veía películas junto a mi Pegasita, como «Forrest Gump» (una de mis favoritas, con Tom Hanks, Robin Wright y Gary Siniese, 1994), «El Silencio de los Inocentes» (con Jodie Foster, Anthony Hopkins y Scott Glenn,1991), «Matrix» (con Keanu Rives, Laurence Fishburne y Carrie-Anne Moss, 1999) y «Corazón Valiente» (con Mel Gibson, Sophie Marceau y Patrick McGoohan, 1995).
Oía en la radia «Vive la Vida Loca», de Ricky Martin (1999), «Ciega, sordomunda», con Shakira (1998), «Corazón Partío», de Alejandro Sáinz (1997) y «Azúcar Amargo», con Fey (1996).
Traía un carro Chevrolet Impala zul que parecía una enorme lancha. Con él fui a hacer el reportaje de la mina de uranio, a pesar de que traía unas llantas que podían romperse con el piquete de un zancudo.
Esa década estuvo marcada por sucesos como el arribo al poder de Nelson Mandela en Sudáfrica, la reunificación de Alemania tras la caida del Muro de Berlín, el primer ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, el colapso de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría.
Claro. La gran mayoría de quienes entran a compartir sus experiencias en ese tipo de sitios lo hacen para recordar las trivialidades de su mundana y gris existencia.
Por eso termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: «Experimentar reminiscencias es mantener las funciones vitales». (Recordar es vivir).