Por Pegaso
Leía yo ayer, sentado en mi mullido cumulonimbus, el toma y daca que se armó entre el Pejidente y el «payaso tenebroso», quien criticó el mañanero que todos los días se avienta López Obrador en vivo y en cadena nacional.
Brozo, fiel a su estilo irreverente,dijo que la conferencia diaria es un «pinche numerito» y lo bautizó como el «Show de don Gansisco», (por aquello de «me canso ganso»), bajo el argumento de que ya se ha convertido en un programa de variedad y entretenimiento, donde los personajes son los mismos y las preguntas se hacen a modo del gobernante para que éste se luzca.
El pasado fin de semana, luego de hacer la crítica en su propio «Mañanero», Brozo recibió una serie de ataques por parte de los simpatizantes de AMLO, a quienes llamó «hordas» y a quienes dirigió el siguiente mensaje; «Se le tiene que tratar como al gobierno, no como a un santo, no como a un ícono, no como a alguien venido de las estrellas. No, ni madres. Sangra, caga y detenta el poder. Al poder se le exigen cuentas, no se le canta al oído»,-dijo el payaso indigente.
Pienso que esto va a dar para más.
Brozo forma parte de una legión de personajes chabacanos y chocarreros que están ahí por algo, desempeñando un papel.
Si no se llega a un arreglo económico, seguirá con sus ataques al régimen lopezobradorista y se convertirá en un cadillo en medio de los glúteos; de lo contrario, veremos que le bajará dos rayitas y seguirá adelante con su peculiar estilo, porque, repito, para eso está ahí.
En una democracia simulada como la nuestra, es necesario dar al pueblo un show diario.
Para mí Brozo es el bufón de la corte.
Víctor Trujillo no es primero que se disfraza de payaso para hacer crítica política, ni creo que sea el último, mientras cumpla con su función.
Va el refrán estilo Pegaso: «Necesariamente debía externarse, y se externó». (Se tenía que decir, y se dijo).