Por Pegaso
Las acusaciones de acoso sexual por parte de figuras de Hollywood es sólo la punta del iceberg.
Y como en muchas otras situaciones, sólo se alcanza a ver lo que se publica en los medios de comunicación.
Como en México seguimos siempre las modas de los gringos, pronto salió a la palestra la actriz Kate Del Castillo para decirnos que en el medio artístico nacional también se cuecen habas, donde individuos que tienen un gran poder dentro de la industria, como productores y directores, se despachan con la cuchara grande, acosando a toda aquella actricita novata que quiere progresar en su carrera.
Y aquí hay que pensar en aquel refrán que dice: «No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre», y también aquel otro que dice: «A la ocasión la pintan calva», o «Entre santa y santo, pared de cal y canto»
¿Qué quiero decir con esto?
Resulta que andaba yo volando allá, cerca de la estratósfera, donde las ondas hertzianas se escuchan con más claridad, y estaba oyendo la entrevista que le hizo en días pasados la conductora Carmen Aristegui a la joven actriz Karla Souza.
De acuerdo con su relato, un conocido productor al que describió como «carismático» la incluyó en un proyecto televisivo, así que se fueron a unas locaciones y el equipo de trabajo, incluyendo a los actores de reparto se hospedaron en un hotel chafa, mientras que a Karlita le tocó un hotel de lujo, donde el citado director tenía un cuarto contiguo al suyo.
Como a las dos de la mañana la va a despertar para instruirla sobre algunas escenas del día siguiente, y ahí es donde empieza el acoso que termina en violación.
Por supuesto que todo acto de violencia es reprobable, y más si se trata de aprovechar un cargo de poder para lograr un propósito malsano, como en este caso, la calentura del director, que después se supo que se llama Gustavo Loza, y la empresa a la que le producía era Televisa.
Por cierto, ayer mismo Televisa se deslindó del acastorenado sujeto, como decía mi amigo ya fallecido, Mario Castorena.
Decía que toda violación es detestable, y más si se hace en contra de una indefensa dama.
Creo que si la actriz llega a presentar demanda en contra del inculpado, este pronto probará una sopa de su propio chocolate cuando le presenten al «Negro Llorarás», allá en prisión.
Mencionaba los dichos populares mexicanos que hacen alusión a la participación de la víctima en las violaciones.
En el caso de Karla Souza, la ambición de querer sobresalir en el ámbito artístico la puso en las garras de un lobo feroz al que ella misma califica de «carismático».
El hecho de que sólo Kate Del Castillo y Karla Souza hayan sido las únicas que denunciaron acoso sexual en el medio artístico nacional, nos indica que la gran mayoría de las potenciales afectadas sabía a qué se atenía, sabía las reglas del juego y cómo, tarde o temprano terminarían en la cama de algún productor.
No soy un pegaso misógino, pero sé que hay algunas actrices que saben lo que tienen que hacer para convertirse en divas. Recuérdese el caso de la Trevi y el harén de adolescentes que tenía Sergio Andrade.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso: «Y sigue la mata dando». (Y continúa el arbusto proporcionando).