Por Pegaso
Estimado señor/a:
Le propongo un negocio.
Deme un determinado capital, digamos, cien mil pesos y yo le daré un rendimiento similar al que puede obtener en un banco.
Pero le voy a poner varias condiciones:
1.- Usted no podrá disponer de ese dinero, sino hasta que tenga 65 años.
2.- Usted no debe tener otra fuente de ingresos con aportaciones al IMSS o debe estar trabajando por su cuenta.
3.- Al cumplir la edad señalada, a usted le voy a entregar parcialidades. Jamás verá todo su dinero junto.
4.- Si antes de los 65 años usted requiere parte de ese capital, tiene derecho sólo a un mes del último salario que devengó cuando estuvo trabajando y cotizando al IMSS, pero tiene que cumplir con una serie de requisitos y entregar documentación que compruebe su estatus de desempleado, teléfono, recibos de luz y agua, curp de nuevo formato y otros.
¿Le gustan mis condiciones?¿No? ¡Pues eso es precisamente lo que el Gobierno nos está obligando a aceptar desde que creó las estúpidas afores!
No hubiera sido necesario crear esa herramienta que está causando tantos sinsabores a millones de mexicanos, si se hubieran anticipado los problemas que iba a enfrentar el Instituto Mexicano del Seguro Social, a saber:
-El obeso aparato administrativo y operativo, con sueldos y prestaciones estratosféricas.
-La mala administración de las cuotas obrero-patronales.
-El permisionismo hacia los patrones omisos.
-La mala aplicación de esos recursos en obras que realmente se requieren.
-La superpoblación de jubilados y pensionados.
Decir que las afores son una solución resulta una falacia por los motivos mencionados al principio de ésta colaboración. Por el contrario, son negocios redondos para algunas compañías que se benefician al manejar a su antojo nuestro dinero, sin que nosotros tengamos herramientas legales para exigir la devolución total e inmediata del mismo.
A grosso modo, las afores toman nuestro dinero y lo invierten en otro tipo de proyectos, al igual que lo hace un banco. Se trata de apuestas. Si al afore le va mal, a nosotros nos va mal.
Unos dan un mayor rendimiento y otros uno menor, dependiendo del tipo de inversión en el que participan.
Pero suponga usted que al afore de, digamos, PROFUTURO, pierde todo el capital que tiene disponible.
Como es sujeto a riesgo, entonces los cuentahabientes perderán el dinero que tenían ahorrado.
Y así es como escamotean nuestra lana.
Entonces qué, ¿le entra? ¿Me entrega cien mil pesos bajo las condiciones que le dí?
Quedo como siempre su Atento y Seguro Servidor.