Por Pegaso
Desde acá donde estoy, sentado cómodamente sobre mi mullida nubecilla viajera, me doy cuenta que sí existen los héroes de carne y hueso, y un pedazo de pescuezo.
Lo digo por los miles de voluntarios, personas como yo o como usted que se han partido la mandarina en gajos para localizar sobrevivientes debajo de los escombros, tanto en la Ciudad de México como en las otras comunidades afectadas por los sismos.
Pero no se crea que el estoicismo es facultad exclusiva del ser humano. Para nada.
En ese maremágnum que es la capital del país, resalta la labor de varios héroes de cuatro patas.
Los canes, con su agudo sentido del olfato y su gran inteligencia han permitido salvar vidas humanas después de los sismos.
Siempre me ha parecido chistoso que los soldados se refieran a la pareja de hombre y perro como «binomio canino».
En los desfiles, cuando participan los militares con sus perros amaestrados, al final se hace un reporte donde un soldado chaparro y prietito dice con voz achilangada: Participaron tantos efectivos del Ejército Mexicano, tantos vehículos y tantos binomios caninos.
En matemáticas un binomio es una expresión compuesta por dos términos. En la praxis militar me imagino que quisieron meterle algo de matemáticas, aunque no me imagino cómo puede ser un polinomio dentro de las fuerzas armadas.
Total. Dentro de éste grupo de héroes peludos sobresale una perrita de raza labrador, la cual se ha ganado el cariño del pueblo mexicano.
Enfundada con su chalequito de la Marina, guantes en sus patas delanteras y unos coquetos googles, Frida se la juega junto con sus iguales: Titán, Evil y Eco.
Amaestrados durante cuatro años o más, tienen que pasar parte de ese tiempo con sus compañeros humanos, los otros integrantes del binomio.
En un documental televisivo que ví ayer, Frida se introdujo temerariamente en un hueco excavado por elementos de la Marina para proseguir con la búsqueda de víctimas.
Los perros rescatistas han demostrado ser valiosos no sólo en ésta ocasión, sino en muchas desgracias que han ocurrido en distintas partes del territorio nacional.
Haré llegar la propuesta al Congreso para que se construya un monumento junto al Ángel de la Independencia, en pleno Paseo de la Reforma, con la efigie de Frida y sus congéneres caninos.
Mientras tanto, acá, en Reynosa, el artesano piñatero Dalton Ramírez no desaprovechó la ocasión para hacerse, una vez más, de buena publicidad nacional, tras hacerse viral una fotografía de su taller con Frida convertida en piñata.
Aunque yo no sé qué persona podría agarrar a palos a un animal tan simpático como la heroica perrita labrador que ha dado el ejemplo a muchos políticos y burócratas, verdaderos «perras flacas» que se la pasan de «patas de perro», viajando en lujosos aviones y degustando los más opíparos platillos, mientras la gente sigue muriendo bajo los escombros.
Y el refrán estilo Pegaso dice así: «Por tal circunstancia, mi simpatía está dirigida al mamífero de mi propiedad perteneciente a la especie canis». (Por eso prefiero a mi perro).