Por Pegaso
Andaba yo volando allá, por la colonia Almaguer, donde la Presidenta Municipal Maki Ortiz Domínguez sigue entregando calles pavimentadas a los entusiastas vecinos, mientras lo permita la ley electoral y hasta en tanto entre el período de veda, que es a partir del 30 de marzo.
Entiendo que después de esa fecha se pueden seguir entregando obras y llevando beneficios a la gente, pero sin publicitarse.
He podido asistir a una buenta cantidad de eventos y veo cómo los habitantes de las colonias reciben con gusto las obras que les lleva la actual Administración.
Sin embargo, me sigue pareciendo algo cacofónico el que en todos esos eventos se siga presentando a la Alcaldesa como La Presidente de Reynosa.
Es una aberración lingüística mezclar femenino con masculino, y además no abona nada en el reconocimiento que debe tener una mujer que llega a un cargo de relevancia.
En otras partes del mundo, en Europa, en América Latina y hasta en Timbuctú, si una mujer gana la Presidencia, se le llama La Presidenta y no La Presidente.
En Reynosa se batalló mucho para que llegara una mujer a la alcaldía. Fueron 267 años de puros presidentes hombres para que al llegar una mujer ¡se eche todo a perder dándole un título masculino!
Ayer, precisamente, me acerqué a la maestra de ceremonias de uno de los eventos y le dije con toda intención: «Oiga, ¿usted es la presentador?»
La chica se me quedó mirando fijamente como diciendo: «Y a éste, ¿qué mosca le picó?»
Y momentos más tarde, presentó a la Alcaldesa como La Presidente.
Espero que cuando se case sea una excelente amo de casa. (Nota de la Redacción: ¿Verdad que no suena bien la frase «una excelente amo de casa»? Debe ser: «Una excelente ama de casa»).
Yo, Pegaso, como purista del lenguaje, he investigado un poco y sé que una de las reglas gramaticales más importantes es no mezclar los géneros.
No puedo decir, por ejemplo: «La gato parió».
Quizás alguno pueda decir que el título que ostenta la doctora es Presidente de Reynosa, a lo que debo responder que, efectivamente, los títulos no conocen de género, pero sí las personas.
A ver, si un hombre se gradúa de licenciado en economía y me muestra el documento, seguramente dirá: «Pegaso, he aquí mi título».
Una mujer, sin embargo, no me puede decir: «Pegaso, he aquí mi títula». Sería absurdo.
Los títulos no conocen de género, así como hay palabras que, según la Real Academia de la Lengua, funcionan para ambos sexos. Por ejemplo, la palabra «niño» puede servir para designar a ambos géneros en frases como: «El niño debe ser protegido por la autoridad gubernamental», refiriéndose tanto a los chiquillos como a las chiquillas.
Por costumbre, y sólo por costumbre, a nosotros los que trabajamos en un medio de comunicación se nos dice «periodistas», pero bien pueden decirnos «periodistos», en masculino, cuando se trata de un hombre.
Algo similar ocurre con la palabra «modisto», reconocida por la Real Academia, pero por costumbre se usa «modista» para designar a ambos sexos.
Entonces, de acuerdo a esa regla, nunca se deben mezclar géneros en una frase. Si a mí me dicen «el periodista», resulta una aberración por la mezcla de masculino y femenino. Lo correcto es que me digan «el periodisto».
No me imagino que en la pomposa corte de Inglaterra el maestro de ceremonias diga en un evento público: «¡Y ahora con ustedes, la Rey Isabel de Inglaterra!», o en inglés, «And now with us, the King Isabella!»
No. Por supuesto. El presentador dirá: «¡Y ahora con ustedes, la Reina Isabel de Inglaterra!», y en inglés: «And now with us, the Queen Isabella!»
En la Cámara de Comercio de Reynosa pasó algo similar a la Presidencia Municipal.
Después de ochenta años de puros hombres, de pronto fue electa la señora Leticia Cisneros para estar al frente del organismo por el siguiente período de un año.
Fui invitado a la Dirección de Comunicación Social, así que en los eventos públicos en los que sea presentada no dejaré que le digan «La Presidente».
Es como si dijeran: «Sí, se batalló mucho para que llegara una mujer a la Presidencia, pero de todos modos la vamos a presentar como si fuera hombre».
Y aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «A la pieza de hogaza elaborada con harina de trigo y agua, pieza de hogaza elaborada con harina de trigo y agua, y al néctar fermentado de jugo de uva, néctar fermentado de jugo de uva». (Al pan, pan, y al vino, vino).