Por Pegaso
Parece que resuena en mis oidos aquella frase célebre que dirigió el entonces candidato a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador a quien entonces era el Mandatario, Vicente Fox Quezada.
«¡Ya cállate, chachalaca!»,-le dijo en esa ocasión, cuando el botudo personaje metía las manos para favorecer al candidato de su partido, Felipe Calderón.
Ahora, dos sexeniso más tarde, Fox le revira, cuando en las acostumbradas conferencias de prensa madrugadoras El Peje le lanza acusaciones a diestra y siniestra: «¡Ya cállate, chachalaca!»
La venganza, dicen, se disfruta mejor fría, y tuvieron que pasar casi trece años para que Fox se diera el gustazo de repetirle la misma dosis a su oponente político.
No me cabe ninguna duda que vivimos tiempos inéditos, y desde acá, desde mi nubecilla viajera, veo cómo las formas políticas se hacen trizas en pro del clientelismo electoral y el vedetismo.
Hasta Zedillo, los ex presidentes desaparecían del escenario político. En muy pocas ocasiones nos enterábamos que habían sido contratados como asesores por alguna empresa nacional o extranjera que buscaba aprovechar la información altamente confidencial que poseían los ex mandatarios, pero en lo demás hacían mutis.
Igual ocurrió con Echeverría, con JOLOPO y Salinas De Gortari.
Fox, sin embargo, no puede estarse callado mucho tiempo y siempre tiene que estar en la punta de la picota, por ejemplo, cuando dijo que se pondría a sembrar mariguana cuando ésta se legalizara.
Aprovechando las redes sociales no hay minuto del día que no esté metiendo las bototas en temas de Estado, donde por cierto, tiene mucho qué decir y explicar a los mexicanos.
La semana pasada no fue menos. Se anduvo paseando en calzones en Las Vegas y luego denunció que un comando armado quería entrar en su casa, responsabilizando de su seguridad a López Obrador.
Recordemos que, como su predecesor, Felipe Calderón, Fox fue rechazado por su mismo partido aún antes de que terminara el sexenio, por la serie de errores garrafales que cometió en perjuicio del pueblo.
La verborrea de El Señor de las Botas, también conocido como Kalifox, no es gratuita, y está ahí precisamente para erosionar la credibilidad que aún conserva el actual Presidente de la República.
Pienso yo que ningún ex presidente debe abrir la bocota una vez que termine su mandato, puesto que de lo contrario, moralmente estaría obligado a desembuchar todo lo que sabe de los entresijos del poder, la corrupción y la ambición que permea todos los ámbitos del país.
¿Quien puede decir que tiene las manos limpias?
Empezando por Salinas de Gortari, su sexenio estuvo marcado por la venta de paraestatales, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el «Error del 94» y el surgimiento del EZLN.
De Zedillo se recuerda la acelerada devaluación del peso y el descubrimiento de que altos mandos militares, como el general Jesús Gutiérrez Rebollo estaban al servicio del crimen organizado.
Vicente Fox dejó escapar al Chapo Guzmán y permitió el crecimiento descontrolado de los cárteles de la droga.
Felipe Calderón, aparte de su inclinación hacia el alcohol, carga con la culpa de haber iniciado la guerra contra la delincuencia organizada que ya ha cobrado la vida de cientos de miles de personas y otros tantos desaparecidos.
Por último, en los primeros meses de López Obrador, nada ha cambiado en México, se pretende dar amnistía a los mafiosos y dejar libres a los corruptos líderes sindicales y funcionarios públicos que se hicieron asquerosamente millonarios con los dineros del pueblo.
Con esa reflexión los dejo, mis dos o tres lectores, y recuerden: «Se desploma con mayor celeridad un individuo parlero que otro carente de uno de sus apéndices de locomoción inferiores». (Cae más pronto un hablador que un cojo).