Por Pegaso
Había una vez tres cerditos hermanos que vivían cerca de un bosque.
Los tres vivían felices y contentos, pero solo una cosa les causaba preocupación, y era que un lobo malvado los acechaba desde los árboles.
Por ello, el hermano mayor, propuso que cada quien construyera una casa para estar más seguros.
Flautista, el menor, quiso ahorrarse tiempo y esfuerzo y construyó su casa de paja.
Violinista, el de en medio, la hizo de madera, en tanto que Práctico, el mayor, la hizo de fuertes ladrillos.
De pronto, vino el lobo, y como no pudo entrar a ninguna de las casas, por estar cerradas con llave, los tres cerditos empezaron a burlarse de la iracunda fiera.
Pero el lobo empezó a soplar y a soplar sobre la primera, que era de paja, y en pronto esta voló por los aires, dejando al cerdito descubierto y se lo comió. Luego fue a la de madera, sopló y sopló, hasta que cayeron las paredes y también se comió al segundo chancho.
Luego llegó hasta la tercera, pero por más que sopló, no pudo derrumbarla, y finalmente tuvo que irse cansado y sin aliento, aunque ya había cenado dos regordetes y apetitosos marranitos.
No lo sé. Alguien me hacía la comparación de la fábula de los cerditos con lo que ocurre en la Coordinación de Comunicación Social del Gobierno del Estado.
Práctico, el cerdito mayor, está completamente blindado y el lobo le hará los mandados.
Se ha construido para sí mismo una gran fortificación que ni los más fuertes soplidos podrán derruir.
Pero los otros dos pobres cerditos no están tan seguros en sus modestas pocilgas.
Los Tres Pacos, les llaman. Yo les llamo Los Tres Cochinitos.
Los que saben del tema pueden identificarlos. No quiero decir sus nombres, pero uno de ellos empieza con “Francisco” y termina con “García Cabeza de Vaca”, el de en medio empieza con “Francisco” y termina con “García Juárez”, y el tercero empieza con “Francisco” y termina con “Aragonés”. Los Tres Pacos. Los Tres Cochinitos. A ver quién adivina sus verdaderos nombres.
¿Y por qué los comparan con los tres cochinitos, preguntarán mis dos o tres lectores?
Porque los bárbaros se enriquecieron asquerosamente con el tema de la comunicación social.
Práctico, el mayor, quería ser presidente de la República y para eso contrató los carísimos servicios de medios nacionales de comunicación, dejando descobijados a los medios estatales, a quienes aún hoy en día debe millonadas de dinero.
La lana que estaba etiquetada para los contratos de publicidad con los locales, la canalizó a los medios capitalinos persiguiendo una quimera.
Violinista y Flautista, los otros dos cochinitos, desde el inicio de la Administración se inventaron portales y periódicos balines para poder cobrar una buena lana como proveedores del Estado mediante prestanombres.
¿Qué pasará con nuestros cochinitos de los Vientos de Cambio?
¿Vendrá el lobo feroz de la 4T a soplar y soplar hasta tumbar sus casas?
Esta historia aún no termina, pero por el momento nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice: “¿Qué individuo está poseído de pánico hacia el cánido despiadado, el cánido, el cánido?” (¿Quién le teme al lobo feroz, al lobo, al lobo?)