Por Pegaso
Luego de mi vuelo matutino me puse a revisar toda la información generada a raíz de la terrible explosión que ocurrió en Hidalgo, donde más de noventa personas perdieron la vida a causa de su propia estupidez.
Me recordó la tragedia de San Juanico, en aquel lejano 1984.
En un poblado llamado San Juan Ixhuatepec, en el Estado de México, ocurrieron una serie de explosiones que se originaron en una planta de gas licuado de PEMEX, tras romperse una tubería de 20 centímetros, formándose una gran nube de vapor inflamable y un incendio de dimensiones apocalípticas.
Murieron en aquella ocasión entre 500 y 600 personas, por ser un lugar densamente poblado, dentro del área conurbada con la Ciudad de México.
Hoy, como en aquel entonces, la muerte de muchos fue clasificada como daño colateral por parte de las autoridades.
En San Juanico, la negligencia de los encargados de la planta favorecieron el desastre.
En Tlahuelilpan, Hidalgo, fue la propia ambición de los delincuentes y la ingenuidad, o tal vez la estupidez de los habitantes lo que provocó la explosión del ducto.
Lo que sí es cierto es que la tragedia cayó como anillo al dedo para reforzar y legitimar el combate al huachicoleo por parte del Gobierno Federal, porque entonces ya pueden decir: «¿Ven?¡Se los dije! Dejen de robar gasolina».
Pero también, por otro lado, da argumentos a los detractores, quienes no cesan en sus intentos de satanizar a AMLO y a todo lo que huela a él.
«Los soldados debieron actuar para detener a la turba»,-dicen.
Y si lo hubiesen hecho de esa manera dirían: «Gigantesca represión del ejército a humildes habitantes de Tlahualilpan, Hidalgo».
Como gustaba decir aquel tristemente célebre expresidente: «No hay chile que les embone».
Y a todo esto, ¿qué dicen los inversionistas extranjeros?
Si en algún momento pensábamos que iban a venir con sus millones de dólares a crear miles de empleos, al menos a corto plazo ya no será posible. Es otro daño colateral en la lucha contra el robo de combustible.
Porque, ¿quién quiere trabajar con ductos más agujerados que un queso gruyére?
Se los dejo de tarea a los senadores y diputados de la Comisión de Energía.
Si alguno de ellos me quiere responder, favor de llamar al número gratuito 01-800-PEGASO, en horario de oficina. Estoy a sus órdenes.
Vámonos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: «Posee más valor en hora postrera que jamás». (Más vale tarde que nunca).