Por Pegaso
Hace tiempo la gente interpretaba el paso de los cometas como el anuncio de una gran desgracia.
La ignorancia hacía ver señales ominosas en el cielo cuando ocurría algún fenómeno estelar, como los eclipses y cometas.
Poco antes de la llegada de los españoles a México, el Huey Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin pudo ver una espiga de fuego en el cielo (cometa), uno de los ocho presagios funestos que anticipaban la caída del Imperio Azteca.
Los otros siete fueron: Un incendio en el templo de Huitzilopochtli, un rayo que cayó en el templo de Xiuhtecutli, una lluvia de estrellas, una marejada en el lago de Texcoco, la aparición de “La Llorona” por las calles de Tenochtitlan, la captura de una grulla con un espejo en la cabeza donde se veían jinetes cabalgando sobre unos venados grandes y sin cuernos, y el avistamiento de criaturas de dos cabezas.
Los cometas no fueron sinónimo de desgracias solamente en el nuevo continente, sino que también en Europa y el resto del mundo, eran malos presagios.
Tras la Revolución Científica, se pudo saber el origen de estos cuerpos celestes y se comprobó que nada tenían que ver con lo que ocurría a millones de kilómetros de distancia, en el planeta Tierra.
Por desgracia, la mayor parte de la gente sigue siendo tan ignorante o aún más. Ahí tenemos el caso de los terraplanistas, que todavía piensan que la tierra es plana, que el sol y la luna están muy cerquita y que hay una cúpula transparente sobre nosotros, donde están pegadas las estrellas.
Los astrónomos confirman que el paso de los cometas cerca de la tierra nada tiene que ver con las eventuales desgracias que pueden ocurrirnos.
De hecho, todos los años se registran varios de ellos, algunos visibles y otros, por ser muy lejanos o por estar muy alejados del sol, no alcanzan a desarrollar una coma (cauda o cola) brillante y sólo se pueden ver con telescopio.
Este año ha habido algunos:
-Entre abril y mayo anduvo vagando por la parte interna del Sistema Solar el cometa C/2019 Y4.
-El 26 de abril se pudo apreciar el C/2017 T2.
-El 28 de junio nos visitó el 2P Encke.
-Entre el 3 y el 23 de julio, se pudo observar el brillante cometa Neowise.
Sobre este último, abundan los videos alarmistas que anuncian una gran catástrofe (¿no se los dije?) Hay quienes predicen que ocurrirá una catástrofe, como la vidente Mahoni, que anticipó dos cosas para el mes de julio, una mala y una buena. La mala es que habrá un terremoto y la buena es que se dará a conocer la vacuna para prevenir el COVID-19.
Mañana jueves, Neowise, que literalmente significa “nuevo sabio” tendrá su máximo acercamiento a La Tierra, a 0.69 Unidades Astronómicas, o sea, 103 millones de kilómetros.
Antes que alguno de mis dos lectores diga nada y se arranque a correr para construir un búnker debajo de su casa, quiero decirles que eso representa una distancia de 270 veces la que hay entre La Tierra y La Luna, así que no hay por qué preocuparse.
Todos los días, a cualquier hora, nuestro planeta es bombardeado por millones de pequeñas partículas que vienen del espacio. Unas son microscópicas y otras del tamaño de canicas, unas más como manzanas y pocas del tamaño de pelotas de futbol.
Raramente son más grandes que un automóvil y difícilmente podrían acercarse a nosotros sin ser detectados por los finos aparatos de observación terrícolas.
Tal vez si Moctezuma hubiera contado con un buen telescopio y un programa de inteligencia artificial que diera seguimiento a la trayectoria de los cometas, no habría cometido la burrada de entregar su imperio a los españoles y los hubiera echado a patadas de la gran Tenochtitlan.
Viene el refrán estilo Pegaso: “El pretérito imperfecto del subjuntivo del verbo haber es inexistente”. (El hubiera no existe).