Por Pegaso
Siempre se ha sabido que los fideicomisos son o eran la caja chica de los políticos ratas.
De ahí sacaban para mantener a sus queridas con todo el lujo que solo da el dinero ajeno, o para que sus hijos presumieran sus carrazos deportivos en Las Vegas, en Montecarlo o en la Costa Azul francesa.
Lo que pasa es que nadie decía nada porque no había manera de que trascendieran al gran público los destinos de tantos miles y miles de millones de pesos que en algunas ocasiones se tiraban a la basura.
Sí, a la basura.
Tenemos por ejemplo la película “No se aceptan devoluciones”, protagonizada por Eugenio Derbez, gracias a los generosos recursos obtenidos de un fideicomiso llamado FIDECINE, que ya desapareció.
Fueron diez millones de pesos los que invirtió el Gobierno de México en este bodrio.
Pero a pesar de que parte del presupuesto procedió del dinero de todos los mexicanos, los que fueron al cine a ver el churrazo tuvieron que pagar sus ciento cincuenta pesos, más las palomitas jumbo, su refresco familiar y su hot dog.
“No se aceptan devoluciones” (Estreno: Agosto del 2013. Director: Eugenio Derbez. Reparto: Eugenio Derbez, Jessica Lindsey, Loreto Peralta, Daniel Raymont, Alessandra Rosaldo y Hugo Stiglitz) narra la vida de un tipo que tiene fobia a los compromisos, sin embargo, por ser un redomado mujeriego, tiene una hija con una turista norteamericana.
La mujer regresa a México, deja a la niña con Valentín, el personaje de Derbez, y se marcha a Los Ángeles sin decir adiós.
La historia continúa cuando el irresponsable sujeto pretende devolver la bendición a su madre y durante la travesía logran padre e hija formar lazos de amor fraternal.
No es un argumento muy elaborado ni mucho menos. Es más, la película a veces peca de aburrida y fofa, muy al estilo del comediante, así que ni siquiera logra justificar los diez melones que el Gobierno de Peña Nieto gastó en su producción.
Por cierto, el presupuesto total fue de 5 millones de dólares, poco más de 60 millones de pesos al tipo de cambio de 12 pesos por dólar de aquella época.
Pero logró recaudar 99 millones de dólares, unos 1,273 millones de devaluados pesos.
Hasta donde han publicado los medios nacionales y ha trascendido en redes sociales, esa es la única película de Eugenio Derbez que se apoyó con recursos de FIDECINE.
Pero se imaginan si se hubiera hecho costumbre con otras producciones igualmente chafas, como “¡Hombre al agua!”, “Cómo ser un Latin Lover”, “Dora la Exploradora”, “No eres tú, soy Yo”, o cuando presta su voz al Burro de Shrek.
Quizás el título de la controvertida película “No se aceptan devoluciones” fue profético, ya que a la fecha, ni Derbez, ni la productora regresaron al menos una parte de lo que se les aportó, aún cuando las utilidades fueron estratosféricas, porque se invirtieron cinco millones de dólares y se recaudaron casi cien.
Falta que salga por ahí algún otro fideicomiso que haya financiado la producción de los sketches de El Longe Moco, El Superportero, Eloy Gamenó, Julio Esteban y Armando Hoyos.
Termino mi colaboración de hoy con la frase estilo Pegaso, cortesía del Superportero: “¡Diseccióooooonale, mi mozo!” (¡Cóoooooortale, mi chavo!)