Por Pegaso
Desde acá, en mi búnker, recostado sobre un mullido cumulonimbus, analizo en retrospectiva el desempeño del Gobierno Federal y veo que no ha terminado de cuajar la 4T.
Como que el País funciona sólo por inercia, ya que el Pejidente no se ha puesto el chip y prácticamente sigue en campaña.
La tibieza con la que se conduce el Gobierno de ALMO permite, por ejemplo, que los índices de delincuencia se estén desbordando, que el campo vaya a pique, que la producción petrolera disminuya y que el descontento popular se incremente.
Eso, a la larga, ha repercutido en los índices de popularidad, que bajaron de casi un 80% a un 65%, lo que parece no preocuparle, porque todavía ve lejos el umbral del 50%.
Pienso que, como decía Sócrates, un gobierno democrático lleva a la tiranía, porque si los opositores no cejan en su intención de dar un golpe de Estado, la respuesta será el establecimiento de una dictadura.
El discurso exacerbado ya lo tiene el Pejidente, pero en cuanto empiece a dejarse un bigotito ridículo debajo de la nariz y a peinarse de rayita en medio, ¡cuidado! porque la dictadura habrá tocado a nuestra puerta.
Dictadores hubo y hay en el mundo que han llevado a un país a la ruina, como pasó con Hitler, Mussolini y Stalin.
Vemos los problemas que dejó Chávez en Venezuela y la vida sofocante que tienen los cubanos desde que los comunistas arribaron al poder o Corea del Norte con su patético dictadorzuelo.
Quizá los mexicanos lo que nos merecemos es una dictadura para que nos compongan a punta de madrazos. Enseñarnos por las malas a pagar impuestos como se debe, a no agarrar lo que no es nuestro, a respetar al prójimo, a no burlarnos de los demás, a ser solidarios, a dejar de ser gandallas, a no ser tan güevones y a trabajar todos parejos para sacar adelante al país, en lugar de chingar al de al lado.
Si se instaura en México una dictadura, viene la ley marcial, la economía bajo el control del Estado y la supresión de libertades, como la de expresión y la de manifestación.
Y entonces sí, como en China, a los delincuentes se les aplicarán los juicios sumarios para que no sean una carga en las cárceles.
Pero yo espero que no llegue a pasar todo esto y sólo sea producto de mi calenturienta imaginación.
La otra opción , aunque más difícil, es que el Pejidente se ponga las pilas, atienda los problemas sociales, libere el presupuesto para el campo, para atender la salud de los mexicanos y para mejorar la educación.
Que deje a un lado su tozudez, porque hasta ahora, en el casi año y medio de mandato que lleva, su proyecto de nación aún no aterriza.
Y si hasta ahora se veía difícil la consolidación de la 4T, con los precios del petróleo derrumbándose, hay que esperar nuevos y dolorosos recortes al presupuesto.
Como dice el conocido refrán estilo Pegaso: “Por qué motivo tal cantidad de piruetas, cuando la superficie es homogénea”. (Pa’ qué tanto brinco, estando el suelo parejo).