Por Pegaso
Me dijo ayer un amigo: Oye, Pegaso, ¿por qué no escribes uno de tus sesudos comentarios acerca de las negociaciones de alto nivel que se llevan a cabo en Washington entre integrantes del Servicio Diplomático Mexicano y funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos sobre la aplicación de aranceles a las exportaciones de nuestro país?
Luego de la kilométrica pregunta le respondí: ¡Ah, chingao! Es cierto. Es un tema interesante que nos incumbe a todos los mexicanos. Se trata de una negociación que llevan a cabo especialistas en el tema de comercio exterior, política internacional y diplomacia.
Luego me enteré, al llegar a mi búnker, que nuestros muy calificados representantes se llevaron a la mesa de negociaciones sus cacahuates botaneros, su chesco y su bolsita de chile piquín para aguantar las maratónicas sesiones que implica tal negociación.
Seguramente riéndose de manera maliciosa en su escritorio de la Oficina Oval de la Casa Blanca, El Trompas subió a su cuenta de Twitter unas fotos donde se ve a uno de los diplomáticos mexicanos en el acto de pelar y engullir cacahuates mientras que la Presidenta de la Cámara de Representantes del vecino país, Nancy Pelusi, presentaba los argumentos que sustentan la imposición de aranceles a nuestras exportaciones.
Pienso que si no se les llama inmediatamente la atención y dejan de mostrar el nopal en ese tipo de reuniones, pronto los veremos con unos tacos de canasta, de buche, de ojo o nenepil, con su salsita borracha a un lado.
Todo es cuestión de hacerlos sentir en confianza, y mientras la Pelosi y demás acompañantes gringos degustan ricas viandas elaboradas por algún chef de renombre, como Bobby Flay, Wolfang Puck, Antony Bourdain o Emeril Legasse, la delegación mexicana llegará con su cazuela de mole poblano, sus tamalitos de puerco con atole o un delicioso menudo de pata con orégano y su cebollita picada.
Habrá alguno que incluso quiera llevar un fara fara, para alegrar la tertulia, con su caguamón a un lado, su tequila y su sangrita.
¡Ya me imagino la reacción de El Trompas! Si se ofendió porque uno de nuestros diplomáticos estaba comiéndose unos cacahuates, ¿qué no dirá cuando vea el lujoso mantel manchado de mole?
«¡Fuckers mexicans!»,-exclamará enfurecido, y entonces sí, aplicará el 50% de aranceles sólo para no tener que estar aguantando más el bochornoso espectáculo que están dando nuestros connacionales.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: «Les proporcionan el apéndice superior y se apropian del inferior». (Les dan la mano y agarran la pata).