Por Pegaso
Estaba yo descansando en mi búnker, este fin de semana, cuando vi en las redes sociales un comentario de mi buena amiga y compañera periodista Sandra Tovar en relación con un reportaje sobre el hipnotismo que hizo para el periódico El Mañana, y donde la mayoría de los comentarios fueron de escepticismo e incredulidad.
Para empezar, les diré que el hipnotismo, o mesmerismo, está plagado de mitos. Cientos de años atrás un sujeto apellidado Mesmer hizo el descubrimiento de que las personas podían ser sugestionadas mediante la inducción de ciertos estados mentales.
Gracias a eso pudo hacer fortuna y se convirtió en una celebridad, con una aureola de mago maravilloso, porque exageraba en mucho los efectos de la sugetión.
Jonh MIlton y su padre, Taurus do Brasil, aprovechan el misterio que todavía rodea al hipnotismo, y crearon todo un show con espectáculo y toda la cosa donde no faltan los patiños y los trucos arreglados.
Sin embargo, la hipnosis funciona bajo ciertas condiciones. Es muy difícil, diría que casi imposible que alguien vaya por las calles hipnotizando gente para adueñarse del mundo. Eso más bien se logra a base de un eficiente lavado de coco.
Lo que hace John Milton, pues, es montar un show donde la gente se divierte con las situaciones creadas cuando los «voluntarios» están en trance.
De cualquier manera, hay una extensa obra bibliográfica que desmitifica trodo lo relacionado con la hipnosis y la sugestión, como se puede ver en la página www.psicoterapeutas.com:
1.- La habilidad para experimentar los fenómenos hinóticos no indica credulidad o debilidad mental. Por el contrario, se considera que mientras más inteligente es la persona, mejor puede colaborar con el hipnotista para lograr un trance más profundo, por la habilidad de concentración que requiere.
2.- La hipnosis no está relacionada con el sueño.
3.- La sugestionabilidad hipnótica dependen más del esfuerzo y de la habilidad del sujeto que de las habilidades del hipnotizador.
4.- Las personas retienen la capacidad de controlar sus conductas durante la hipnosis, son conscientes de su alrededor y pueden observar los sucesos que ocurren fuera del marco de las sugestiones.
5.- La amnesia espontánea posthipnótica es relativamente poco frecuente.
6.- Se puede responder a las sugestiones con y sin hipnosis, y la función de una inducción hipnótica es meramente la de incrementar la sugestionabilidad.
7.- La hipnosis no es un procedimiento peligroso cuando la practican clínicos e investigadores cualificados.
8.- La mayoría de los sujetos hiptonizados no están simulando ni simplemente acatando las sugestiones.
9.- La hipnosis no incrementa la precisión de la memoria, sino que por el contrario, provoca falsos recuerdos, y
10.- La hipnosis no fomenta que se re experimenten, de forma literal, los sucesos de la infancia.
Sólo he ido a un show de Jonh Milton, cuando era un Pegaso chaval, pero me pareció algo exageradón.
Si no usa patiños, podría pensarse que es un sujeto con verdaderos poderes extranormales, pero no. Sólo aprovecha algunos conocimientos sobre técnicas de hipnosis e hipnoterapia para montar un divertido show donde la gente se ríe de las situaciones creadas bajo el poder de la sugestión.
Yo no quise dormirme y no me dormí, pero bien pude haberlo hecho porque Jonh Milton crea una atmósfera exótica que induce a la relajación profunda, base de una buena sugestión.
Acabo con la frase estilo Pegaso que le fusilé a Jonh Milton, ahora que estuvo en Reynosa por chorromilésima vez: «¡Entre en periodo de vigiliaaaa!» (¡Duérmaseeee!)