Por Pegaso
Andaba yo volando allá, cerca de la colonia petrolera, donde se ubica la escuela en la que pasé mis últimos años de estudiante: el CBTIS 7.
La mayoría de los que formamos esa generación hoy son venerables abuelos, algunos jubilados y otros trabajando en sus respectivas especialidades.
Recién hallé en la red a uno de mis compañeros, el que tal vez haya alcanzado los mayores logros del grupo en el que me tocó estar, en mi paso por la preparatoria.
Alfredo Varela Echavarría pasó en esa etapa de mi vida casi desapercibido. Es más, yo no me acuerdo de su rostro joven. Estamos hablando de los años 1980 a 1982.
Los aspirantes a laboratoristas clínicos veníamos de diferentes familias y distintos estratos socioeconómicos.
Los había muy modestos, pero abundaban los hijos de petroleros, de ingenieros y médicos.
Éramos como el agua y el aceite, porque los de familias acomodadas no se juntaban mucho con los pobretones, que éramos nosotros, aunque tampoco nos hacían el feo, pero guardaban su distancia.
En cierta ocasión un maestro sorprendió a una de mis compañeritas cuando se dirigía a otro alumno con el mote despreciativo de «proletario».
Pero fuera de algunos detallitos sin importancia, los tres años que pasé en el CBTIS fueron fabulosos, y hoy me reúno periódicamente con mis viejitos y viejitas a los cuales aprecio entrañablemente.
Alfredo Varela, aquel estudiante callado y tímido, es ahora un prestigiado científico mexicano, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, especializado en Neurobiología.
A principios de éste año fue nombrado Director de lnstituto de neurobiología de la Máxima Casa de Estudios del país, y desde entonces se desempeña de manera sobresaliente en ese cargo.
Leyendo su currículum, me quedo sorprendido por la gran cantidad de honores y reconocimientos que ha recibido en su fructífera vida de investigador.
Su ficha dice que nació en Reynosa, el 8 de julio de 1964. Después de terminar la preparatoria en el CBTIS 7, se fue a Monterrey, donde cursó la Licenciatura en Biología, en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL; luego hizo un posgrado en la University of Medicine and Dentistry of New Jersey, en Estados Unidos, con la tesis: «Molecular Genetics and Microbiology».
Hizo investigación posdoctoral en el Department of Developmental Neurobiology, Guy’s Hospital, University of London/King´s College, de Londres.
Pasó también por otras instituciones de gran prestigio en el estudio de la Neurobiología antes de volver al país para incrustarse en el Centro de Neurobiología de la UNAM como investigador titular.
Sus trabajos de investigación más sobresalientes son:
-Plasticidad del genoma de ratón durante el desarrollo embrionario y diferenciación.
-Control molecular de la proyección axonal durante el desarrollo del cerebro.
-Regulación transcripcional del desarrollo neural.
-Migración de neuronas catecolaminérgicas en el cerebro en desarrollo.
-Adipogénesis y metabolismo de lípidos (colaboración con O. Mora).
Es miembro de la Society for Neuroscience, el Club Cajal y la Sociedad Mexicana de Biología del Desarrollo, de la cual fue Presidente del 2008 al 2009.
Por su labor y aportaciones, ha recibido al menos nueve premios que lo ubican como uno de los científicos más reconocidos del país. También es autor o coautor de 44 artículos, libros, tesis y estudios sobre su especialidad y suele ser citado en diferentes trabajos relacionados con la Neurobiología.
Honor a quien honor merece. Estoy orgulloso de haber sido compañero de clases del Doctor Varela Echavarría, una eminencia gris surgida de las aulas del CBTIS 7.
Termino con el refrán estilo Pegaso: «¡¿Semilla de la planta gramínea Oryza sativaaaaaaa?!» (¿¡Arrrrrrooooozzzzzz?!).