Por Pegaso
Volando por la estratósfera me di cuenta que la gran mayoría de los países del mundo se preparan con gran cantidad de recursos económicos, técnicos y científicos para combatir al coronavirus.
Semejante dispendio no tiene razón de ser, porque el COVID-19 tiene una debilidad, un tendón de Aquiles: Las estampitas y escapularios.
Sí. Este gran descubrimiento lo hizo nuestro Pejidente y lo expresó abiertamente, sin tapujos ni cortapisas durante la mañanera del miércoles.
Cuando fue cuestionado cómo México se prepara para combatir con éxito al coronavirus, sacó la cartera de su pantalón y extrajo dos estampitas bien chidas del Sagrado Corazón de Jesús, que son las que lo cuidan y protegen de cualquier adversario fifí, conservador o neoliberal.
“¡Detente, enemigo, que el Corazón de Jesús está conmigo!”,-dijo.
Por sí o por no, en Pegaso hemos hecho nuestra tarea y tenemos una larga lista de propuestas para que el repertorio de sortilegios de ALMO no se restrinja a sólo dos avatares, ya que todos los días saluda de beso en el cachete a las fodongas que se le acercan, convirtiéndose así en un posible agente de contagio.
Puede aprovechar también para sugerir la idea a sus pares de países como China, Japón, Italia, Estados Unidos, Francia, España, Canadá y Corea del Sur para que no gasten tanta lana en investigaciones e insumos para controlar el COVID-19.
Basta invertir unos cuantos varos en la Lagunilla para contar con la mejor protección y un inmejorable escudo contra el terrible bicho que tiene de rodillas al mundo entero.
Estas son las sugerencias de Pegaso para ALMO y el resto de los líderes del orbe:
-San Juditas Tadeo: Es el santo más popular de nuestro País porque es el patrono de lo imposible. Viene en distintas presentaciones: En coloridas estampas, en figuras de yeso y en escapularios.
-San Benito: Famoso por sus exorcismos. Ideal para sacar del cuerpo todos los coronavirus adquiridos por saludar de mano y besar de cachetito a la vecinita que llegó de Italia.
-San Charbel: No se diga más. Es el santo de las enfermedades catastróficas. Su fama lo precede.
-Santo Niño de Atocha: Los mexicanos, sobre todo los que viven en Fresnillo, Zacatecas, Aguascalientes y otros Estados del centro del País, veneran a esta figura que más parece una mofletuda niña, con su pelo rizado y sus ojos pispiretos. Es el patrón de los mineros.
-San Martín Caballero. No podía faltar este ex soldado romano. Se le reza para necesidades muy urgentes, para tener suerte, trabajo y dinero. Muy útil durante este mes que estaremos en cuarentena.
-San Pascual Bailón: Santo de cocineras y cocineros. Se dice que las monjas de Puebla que crearon los chiles en nogada se inspiraron precisamente en esta figura.
-San Antonio de Padua: Es el patrono del amor y de las causas perdidas, y uno de los más milagrosos, si creemos en las consejas de las mujeres que solían ponerlo de cabeza para conseguir novio.
-San Malverde: Los narcos podrían prestarle al Pejidente un ratito las figurillas de este milagrosísimo y santo varón, cuya efectividad está fuera de toda duda razonable. Antes de salir a cualquier topón, los mañosos le piden protección y las balas de los soldados nomás les pasan rozando.
-San Cuilmas, el Petatero: No hay registro de él en el santoral católico, pero cada que hay un pedo, los mexicanos nos encomendamos a este beato de no sé dónde ni de qué cosa es patrono.
Con tal abanico de opciones, ya sea en forma de estampitas, de atractivos collares o bonitas figuras de yeso, nuestro Pejidente estará más que protegido. Y no sólo contra el coronavirus, sino contra la baja en los precios del petróleo, contra la oposición y de paso, contra sí mismo.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Y vos, ¿a cuál intercesor divino os encomendáis?” (Y tú, ¿a qué santo te encomiendas?)